United States or Åland ? Vote for the TOP Country of the Week !


De la sombra surgieron poco á poco los oros mortecinos de los retablos, y dos masas de colores, dos haces de banderas, las de los países aliados, que adornaban el altar mayor. Creyó que Alicia acababa de huir por una salida ignorada al ver solas á las dos implorantes en su silenciosa inmovilidad. Pero de una puerta lateral salió ella, seguida de un acólito que llevaba dos cirios.

Ella era la aurora que asoma sus dedos de rosa por la inmensa rendija entre el cielo y el mar; la hora tibia del mediodía que adormece las aguas bajo un manto de oros inquietos; la bifurcada lengua de espuma que lame las dos caras de la proa rumorosa; el viento cargado de aromas que hincha la vela como un suspiro de virgen; el beso piadoso que hace adormecerse al ahogado, sin cólera y sin resistencia, antes de bajar al abismo.

Los billetes de banco no le gustan, porque dice que las damas no deben tocar más papeles que cartas de amor y cuentas pagadas, y que con las criadas oros son triunfos.

Y entre los oros de la tarde incierta vuela al capullo de tus labios rosa la mariposa de mi alma muerta... Cual átomos de raras pedrerías los pensamientos de la luz circulan en las templadas brisas que modulan un desplegar de ténues sederías. Salta en collar de rotas melodías, que en musicales ópalos ondulan, la risa entre sus dientes que simulan un éxtasis de esclavas perlerías.

Fué Diego de Orós hidalgo Aragones, buen soldado, con treinta caballos y cien infantes; porque con esto les parecia que quedaria en defensa la Ciudad y su comarca, fiando más en la reputacion de sus armas, que en el número de la gente: que muchas veces alcanza la reputacion lo que no pueden las fuerzas. Reprimen los nuestros el atrevimiento de Sarcano Turco.

Allí dio el médico dos golpes en el suelo con el regatón del cachiporro, y aparecieron simultáneamente y como evocados por un conjuro, en una puerta de la derecha, la figura descomunal de don Pedro Nolasco, y en otra de la izquierda, la de una jovencita, algo desaliñada de ropa y de peinado, pero limpia como los oros, fresca y rozagante como una rosita de abril...

Su Señoría don Jerónimo Manrique de Lara ofertaba el incienso con sus manos huesosas y pálidas. El humazo litúrgico llenó en un instante, cual milagrosa nube, todo el presbiterio, envolviendo al preste y a los diáconos, amortiguando los oros, y cubriendo con asoleado velo de perfume las pinturas del retablo.

Como recuerdo de los personajes de blanca peluca y las damas de anchuroso guardainfante que habían pasado por ella, quedaban algunos bustos clásicos en los rellanos, una baranda de hierro forjada á martillo y varios farolones de oros borrosos y vidrios turbios. Se detuvieron en el primer piso, ante una fila de puertas algo carcomidas por los años. Aquí es dijo Freya.

El siete de oros al revés dice que has de pasar muchas desazones que te harán perder el sentío; pero si logras tener calma y no haces un disparate, el siete de espadas que está á su lado te anuncia esperanza: harás las paces con Soleá y disfrutarás de tranquilidad... No durará mucho la paz, porque este as de bastos dice que pronto tropezarás y caerás otra vez.

Esta la habían levantado los caballeros de San Juan, que, unidos á los del Temple, ayudaron al rey don Jaime en la conquista de Valencia. Al atravesar un pasillo cubierto, desde la calle al patio interior, saludaba á la Virgen de la Reconquista traída por los freires de la belicosa Orden: imagen de piedra tosca, con colores y oros imprecisos, sentada en un sitial románico.