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El gitano miró fijamente a Bentek, e hizo un gesto que el viejo negro comprendió en toda su expresión, porque en dos saltos desapareció. , hijo mío, bebamos en este momento; porque, Blasillo, eres como el joven y ardiente savo que, como no distingue el grito inofensivo del alción del grito de guerra de la gaviota, afila sus uñas y su pico para sostener un combate imaginario. ¡Cómo!...

He podido reunir cinco mil reales: me faltan sólo otros cinco mil. Bringas... No con qué palabras he de decir a usted que es más fácil que nos bebamos toda el agua del mar. Olvidaba decirle que traigo aquí la carta de mi administrador, asegurando que del 15 al 20... No qué mejor garantía podría dar.

¡Brindo dijo a la salud de los recién casados, a la de toda la honrada compañía y por el descanso de las ánimas benditas! ¡Bravo!, bebamos, y viva la Mancha, que da vino en lugar de agua. A ti te toca, Ramón Pérez; echa una copla, y no guardes tu voz para mejor ocasión. Ramón cantó: Para bien a la novia le rindo y traigo. Pero al novio no puedo, sino envidiarlo.

Vamos, esto es una tontería dijo la Dorotea, sin pretender cubrir lo que no podía cubrirse. Quevedo tiene la culpa. Yo creo, señora, que nadie tiene la culpa de nada. Bebed dijo la joven llenando una copa de vino. Bebed primero vos... La Dorotea llenó su copa. No: bebed en ésta, ó bebamos la mitad de la nuestra cada uno; cambiamos. ¿Sabéis lo que estáis haciendo? dijo con seriedad la Dorotea.

31 Cada día trago la muerte por mantenerme en la gloriación de haberlos enseñado, la cual tengo en Cristo Jesús Señor nuestro. 32 Si como hombre batallé en Efeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos. 33 No erréis; los malos compañeros corrompen el buen carácter.

Cuando Sancho oyó las palabras de su amo, comenzó a llorar con la mayor ternura del mundo y a decille: -Señor, yo no por qué quiere vuestra merced acometer esta tan temerosa aventura: ahora es de noche, aquí no nos vee nadie, bien podemos torcer el camino y desviarnos del peligro, aunque no bebamos en tres días; y, pues no hay quien nos vea, menos habrá quien nos note de cobardes; cuanto más, que yo he oído predicar al cura de nuestro lugar, que vuestra merced bien conoce, que quien busca el peligro perece en él; así que, no es bien tentar a Dios acometiendo tan desaforado hecho, donde no se puede escapar sino por milagro; y basta los que ha hecho el cielo con vuestra merced en librarle de ser manteado, como yo lo fui, y en sacarle vencedor, libre y salvo de entre tantos enemigos como acompañaban al difunto.

Vamos, tranquilízate, «mon cher» le dijo el gascón. ¿Te han aterrorizado las ratas del sótano? En mi tiempo, los jóvenes eran más animosos. Cuando yo tenía quince años... Dejad vuestra historia para otro momento, vizconde, si os place. Ahora beberemos interrumpió con serena autoridad don Fernando. Tenéis razón, querido consuegro. Bebamos a la salud del último duque de Sandoval.

En fin, puesto que todo está en regla, bebamos una copa de rikevir. ¿Qué dice usted de esto, Catalina? Los del Sarre pueden llegar de un momento a otro, y no tenemos un minuto que perder. Tiene usted razón, Juan Claudio respondió la anciana labradora tristemente . Anita, baja a la cueva y trae tres botellas de la despensa. La criada se marchó corriendo.

¡Sentémonos!... ¡Bebamos! exclamó el doctor Lorquin ; ésta es la corona de la fiesta. ¡Ah, querido Gaspar, cuán contento estoy de verte sano y salvo! decía Hullin . ¡Eh!, ¡eh!, sin que esto sea adularte; más me agrada verte así que cuando tenías la cara redonda y colorada. ¡Ahora estás hecho un hombre, pardiez!

¡Los salvajes!... ¡Ah, !... Bebamos sciam-sciú. ¡Bebamos! Te van a comer, ¡estúpido!... ¡A bordo! ¡A bordo! ¡Miserables! El chino balanceó estúpidamente la cabeza y comenzó otra vez su baile alrededor de los barriles, acompañándose con cánticos. Van-Horn lo echó a rodar de un tremendo puntapié.