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Y si acudo a mi imaginación y añado con ella algo a lo ya sabido, no tendrá consistencia ni se entenderá lo que yo añada, si lo ya sabido no se pone por base, lo cual no es posible que quepa en una o dos columnas del apreciable periódico que usted dirige. De aquí que ni de una suerte ni de otra pueda yo escribir con acierto para el fin que usted quiere.

Y mira, Sancho, cuándo quieres comenzar la diciplina, que porque la abrevies te añado cien reales. ¿Cuándo? -replicó Sancho-. Esta noche, sin falta. Procure vuestra merced que la tengamos en el campo, al cielo abierto, que yo me abriré mis carnes.

Cuando un andaluz se pone a decir: «¡Vamoj, hombre! ¡Mardita zea! ¡Mijte quej grande!», y todo el mundo le escucha con gran contentamiento, como si dijera algo sumamente ingenioso, yo me abismo en amargas reflexiones. He ahí un hombre con gracia me digo . ¡Y pensar añado que si ese hombre hubiese nacido en la provincia de Pontevedra no tendría gracia ninguna!...

Digo, pues, que este Pepe Guzmán entretenía aquella noche a Nica Montálvez cuando se acercó a ella su amigo Gonzalo Quiroga con la consabida embajada, y añado, para decirlo pronto, puesto que ha de saberse más tarde o más temprano, que el tal Guzmán era aquel algo que Verónica exceptuaba de los molestos arrullos amorosos que pasaban sobre ella, sin sentirlos, como el viento sobre las rocas; aquel «algo en que detener la imaginación y con que apacentar los deseos, que existía en el ancho círculo de sus relaciones sociales». Y es de saberse también que, a aquellas fechas, aún no se habían cruzado los primeros fuegos de la batalla entre la dama y el galán.

Téngase en cuenta, sin embargo añado con él , que me dirijo a la generalidad y que mi propósito es facilitar la comprensión del libro de Vélez de Guevara a todo género de lectoresCon mayor motivo había yo de hacer lo propio en una edición vulgarizadora, como es la presente.

Pero ¿ha visto usted me decía qué joyas tan bellas producen esos gringos? La joya bella era el automóvil recién llegado: una máquina esbelta, ligera, incansable, como un corcel de ensueño. No quiero decir la marca. Creerían ustedes que estoy pagado por la casa constructora. Baste decir que era un gran automóvil, el mejor de los Estados Unidos, y no añado más. Yo lo admiraba tanto como mi general.

Mi divisa es «Todo por el arte puro». Añado que se me pagan por adelantado cuatro lecciones; pero esto es a título de señal. ¡Si usted no tiene condiciones, rechazaré con horror sus doscientos francos...! Estos sentimientos la honran, señora. No tendrá usted por qué arrepentirse. Permítame que la mire...! Tiene usted un buen físico. ¿Qué edad...? En realidad, tengo veinticuatro.

»Hablando ahora en serio otra vez, añado a lo dicho sobre las mujeres de tono de Villavieja, que tienen para exhibirse en toda su pomposidad, cuatro bailes de tabla al año: uno, el más solemne, el tradicional del Ayuntamiento el día de la Patrona de la villa, y tres en el Casino, dos de ellos en Carnaval y uno en Pascua de Resurrección.

En cuanto á los 700 pesos de la derramita, me dijo la digna Tintay que los había empleado Tenten en gastos ... reservados. Este capítulo tiene epílogo. Desde que puse el último punto suspensivo á la fecha en que añado estas letras, han pasado dos años. De paso he estado en el pueblo de Legaspi. á mis amigos Tintay y Tenten, y en el tiempo que mi cochero enganchaba me hicieron tomar chocolate.

Del cielo recibiste sagacidad, y yo añado el don de inspirar confianza: ve, mira, escucha, observa, y nada temas, que en todas partes serás bien visto. Montó pues Babuco en su camello, y se marchó con sus sirvientes.