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Actualizado: 21 de octubre de 2025


Chomín se ahogó en un naufragio, y la viuda, llevando en brazos al futuro doctor Aresti, que entonces tenía seis años y se miraba con asombro el negro trajecito, lloró desesperadamente por todos los rincones de la casa de su hermana. No te apures, mujer decía el señor Juan. Otras están peor que , que tienes á tu hermana y me tienes á . No morirás de hambre, ya que según parece, voy para rico.

Hallándose presentes la de Jáuregui y su sobrina, estuvo la Dura un ratito como quien desea romper a toser y no puede. Las tres mujeres la miraban con pena, lamentándose de no saber aliviarle aquel ahogo... «Bebe un poco de agua» le dijo Fortunata incorporándose. Pero aquello pasó, y la infeliz volvió a hablar, cortando mucho las frases y tomando aire a cada palabra.

La sensacion de ahogo ó de opresion domina entre los síntomas suministrados por el corazon; si hay algunas punzadas y pulsaciones un poco mas fuertes, carecen de calor y solo ofrecen un carácter nervioso.

Y aquí ahogó de nuevo el llanto la voz de Currita, prosiguiendo a poco entre sollozos: ¡Qué ultraje, Butrón, qué vergüenza!... ¡Creí morirme de sentimiento!... ¡Al padre de mis hijos debo esta ofensa!... Bien se lo he dicho mil veces: tu condescendencia con esa gentuza nos va a perder, Fernandito... Pero ¿viste esa carta? exclamó Robinsón estupefacto.

No nos rehusarán ustedes este favor, que nos honrará mucho, y ustedes elegirán día... Decididamente, había algo... Cuando se marcharon, el joven oficial se puso el abrigo con ademán nervioso y cogió el sombrero. ¿Adónde vas? le preguntó la tía Liette asustada. A dar una vuelta antes de comer; me ahogo aquí. Carlos salió y se alejó a grandes pasos. Quería saber... El sabría...

Otros dicen que una mano invisible le empujó y que la estela plateada del buque se enrojeció un momento. Lo cierto es que se ahogó. Como el brick se encontraba cerca de las islas de Cabo Verde, el oleaje era fuerte y la brisa fresca, el timonel no oyó nada; pero Kernok, que había ido a dar cuenta de la ruta al capitán, debió ser el primero en advertir el accidente, al cual no era quizás ajeno.

Al pie de una fuente clara tu cabeza reposará por las tardes sobre mi hombro, y el aire de la montaña, cargado de aromas, jugará otra vez con esos bucles de oro... ¡Calla, calla...! Es demasiada felicidad. ¡Yo me ahogo! Aún quedan para ti días de sol en la vida, Elena mía. Para nunca ha dejado de lucir, porque lo llevo en el corazón. Huyamos, huyamos hacia la dicha.

Apostaria la cabeza á que no fué este vino el que bebió el capitan Gerardo Lobo cuando escribia: Ahogo despues mis anhelos En ese licor divino A quien otros llaman vino, Porque vino de los cielos. Siempre que bebo ... no, esto no es beber; es atragantar. Siempre que atraganto una copa, tengo que parodiar por fuerza las últimas palabras de Bruto.

¿Dónde estará ese hombre? exclamó. Si lo deseáis dijo Luisa le enviaré á buscar. ¡Para largas esperas estoy yo!... dijo la Dorotea . Me ahogo aquí en este chiribitil... y me voy... decid cuando venga á vuestro marido que le espera en su casa la querida del duque de Lerma. ¡Ah! , del duque de Lerma, á quien sirve de correo vuestro buen marido, como le sirve de otras muchas cosas. Conque adiós.

Quisiera deciros toda la gratitud que hay en mi corazón, pero me faltan las palabras. Perdonadme... Gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas. Jacobo las enjugó con la mano, ahogó un sollozo y haciendo un gesto de enfado se dirigió hacia la popa del navío. Allí se sentó en un rollo de cuerdas y dejando caer la cabeza entre las manos tomó una actitud de profunda meditación.

Palabra del Dia

vejigatorio

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