United States or Niger ? Vote for the TOP Country of the Week !


Otras veces, el espíritu democrático, latente en nuestra sociedad, no obstante ciertos anhelos de diferenciación de algún reducido grupo, lleva al «tramitador» a convertirse en lazo entre la burguesía que se forma rápidamente y la ya constituída. Pero hay también «tramitadores» interesados. Nuestro gran mundo se va volviendo un poco complejo.

Aparecía más bien como un joven prudente, reservado, melancólico, de trato cortés y caballeroso, de corazón sensible, lleno de cariño y de respeto hacia su madre. Después que concluyó la carrera tuvo sus anhelos y aun proyectos de salir de Lancia, de ir a la corte, de viajar durante algún tiempo. Bastó, sin embargo, la negativa de la condesa para contenerle y hacerle desistir.

Otra señal de que había venido al mundo para ser o comercianta o nada, era que los cuartos ganados en la compra-venta se le pegaban al bolsillo, despertando en ella vagos anhelos de ahorro, mientras que los que por otros medios iban a sus flacas manos, se le escapaban por entre los dedos antes de que cerrar pudiera el puño para guardarlos.

La vida parecía acrecentarse al paladearlos; los sentidos cobraban nueva intensidad; la sangre ardía atropellándose en su circulación, y el olfato se excitaba sintiendo anhelos desconocidos, como si husmease una electricidad nueva en la atmósfera. La pareja de viajeros bebía de todo, después de resistir con débiles protestas las invitaciones de Luis.

Se habían quedado todos sumidos en un silencio molesto, durante el cual la galante sonrisa de Fernando siguió fija en el turbado rostro de la niña de Luzmela, y entonces la señora instó a su hijo a subir, ponderando con entrecortada voz, muy fingida y lacrimosa, los anhelos que sentía de verle a su lado y recrearse con su presencia.

Muley, prendado de las gracias de su prima, él mismo se la había destinado y nombrado de antemano para premio de sus anhelos y corona de su trabajo desde que diese el grito de independencia, conociendo al mismo tiempo que nada podría ejecutar más bien visto como este enlace para aficionarse más y más las voluntades de sus moriscos.

La madre, sin dejar de quererlas, se cansaba pronto, sus lloros la impacientaban, y cuando trataba de hacerlas callar no sabía; concluía por aturdirse y sofocarse. De aquí que en sus necesidades, en sus anhelos infantiles no clamasen más que por titta. Alguna vez, Ventura, herida por esta preferencia, celosa, las forzaba a aceptar sus oficios, las retenía a su pesar al lado de ella.

Otros han tenido los besos de los padres como el aplauso primero a sus demostraciones de hombría, de saber y de talento: Martí no; Martí no tuvo en el hogar más que áspera voz, seca riña, cruel amenaza, injusta reprensión de la mano como única recompensa a sus precoces anhelos de gloria y honores....

Si Martí no hubiera escrito más que esta carta, por ella solo tendría asiento perdurable entre los hombres que saben lo que es un adiós, lo que es desafiar la muerte, ¡y lo que una madre significa!... Y llegó por fin el momento feliz, término de todas sus angustias, satisfacción de todos sus anhelos.

Sus anhelos enfermizos la impulsaban a desafiar la opinión pública, despreciando por gusto toda precaución. Si el conde le hacía alguna advertencia irritábase, se revolvía como una fiera. Más perdía ella que él; las murmuraciones no se cebarían en el hombre seguramente, sino en la mujer. La deshonra era para ésta. Pero ella se reía a más no poder de estas murmuraciones y de la deshonra.