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Actualizado: 11 de mayo de 2025


En la primera fila se mueven, siempre inquietas, sobre la dura tabla, las niñas de ocho a diez años, anafroditas las más, hombrunas casi en gestos, líneas y contornos, algunas rodeadas de precoces turgencias, que sin disimulo deja ver su traje de inocentes; algo avergonzadas, sin conciencia clara de ello, de su desarrollo temprano.

Las canas esparcidas en sus sienes que aún parecían más numerosas al contrastar con el negro azulado de su cabeza , unas cuantas arrugas precoces en las comisuras de sus ojos y dos surcos profundos que se abrían desde las alillas de su nariz, demasiado ancha, hasta tocar los extremos de su boca, parecían denunciar el primer cansancio de un organismo poderoso que ha vivido con demasiada intensidad, por considerar sus fuerzas sin límites.

Sobre el labio superior, fino y violado cual los bordes de una reciente herida, le corría un bozo tenue, muy tenue, como el de los chicos precoces, vello finísimo que no la afeaba ciertamente; por el contrario, era quizás la única pincelada feliz de aquel rostro semejante a las pinturas de la Edad Media, y hacía la gracia el tal bozo de ir a terminarse sobre el pico derecho de la boca con una verruguita muy mona, de la cual salían dos o tres pelos bermejos que a la luz brillaban retorcidos como hilillos de cobre.

Isidorito era un muchacho macilento y encogido, con hondos y precoces surcos en las mejillas, de pelo ralo y ojos saltones.

La reina deseó también cerciorarse del prodigio, metiendo la punta de su rosado dedo en la boca de Villameloncito, y don Tadeo Calomarde, que llegó en aquel momento, quiso hacer la misma experiencia, introduciéndole el suyo manchado de tinta. Mas el niño apretó entonces fuertemente sus precoces herramientas, haciendo lanzar al ministro un ligero chillido.

Ramiro le escuchaba experimentando un singular deslumbramiento y, al empuñar él mismo la espada, parecíale que el corazón le crecía dentro del pecho. Las lecciones de esgrima principiaron. El escudero palpábale sus músculos precoces, y a medida que sus fuerzas medraban íbale enseñando esas tretas misteriosas, a las cuales creía deber su buena ventura todo soldado que llegaba a la vejez.

La señora de Blandieres, que lo había pedido, hacía los honores, auxiliada de sus hijas. Juana y Alicia de Blandieres, o más familiarmente, «las de Blandieresjóvenes muy precoces, flirtaban con la esperanza de encontrar maridos por este medio, y exigían como cualidad primordial, que fuesen ricos.

Se ve, pues, que en el fuego tumultuoso de la juventud han nacido muchas de las obras más nobles de la música, la pintura y la poesía. Suele el genio poético decaer con los años, aunque Goethe dice que con la edad se va haciendo mejor el poeta. Es seguro que si no hubieran muerto tan temprano los poetas precoces, habrían imaginado después obras más perfectas que las de su juventud.

La Providencia había salvado á su Excelencia, impidiendole recibir á aquellos precoces criminales, por estar á la sazon conferenciando con los Provinciales, el Vice Rector y el P. Irene, comisionado por el P. Salví. Mucho de verdad había en estos rumores si hemos de creer al P. Irene, que á la tarde se fué á visitar á Cpn. Tiago.

A Sheridan lo llamaba su maestro «burro incorregible»; pero a los veintiséis años había escrito su Escuela del Escándalo. Entre los poetas ingleses de la antigüedad hubo muy pocos precoces. Se sabe poco de Chaucer, Shakespeare y Spencer. El mismo Shakespeare llama «primogénito de su invención»al poema Venus y Adonis, que compuso a los veintiocho años.

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