Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de julio de 2025


Así y todo, tiene millón y medio de renta, un poco menos que el príncipe de Isupoff, treinta y dos años, una figura agradable, una educación exquisita, un carácter caballeroso... Y a la señora de Chermidy, puede usted añadir. Puesto que usted sabe eso, me abrevia el camino.

El mismo agradecimiento apenas ha llegado a rayar aquella piedra tosquísima. Quizá duerman en su corazón escondidos deseos, tanto más fogosos cuanto más contenidos; pero nunca asoman a la lengua. Lo mismo rechaza el amor brutal de Muergo, que el honrado y caballeroso de Andrés o el suave y delicadísimo de Cleto.

Esperar , pero sin fogosidades, sin exaltaciones, sin locuras juveniles, pues nada sienta tan bien a un joven delicado y caballeroso, como la circunspección. Y si no aprende de ese Sr.

No era tan fácil como puede parecer seducir a Moro, aunque sólo fuese en la apariencia. Nada tenía de arisco; al contrario, gozaba justa fama de caballeroso y galante con las damas. Pero cuando las damas se hacían incompatibles con el billar o el tresillo no lo había más grosero y cerril en seis leguas a la redonda.

Aparecía más bien como un joven prudente, reservado, melancólico, de trato cortés y caballeroso, de corazón sensible, lleno de cariño y de respeto hacia su madre. Después que concluyó la carrera tuvo sus anhelos y aun proyectos de salir de Lancia, de ir a la corte, de viajar durante algún tiempo. Bastó, sin embargo, la negativa de la condesa para contenerle y hacerle desistir.

La hermanita menor, que era muy ligera, tal vez por ser tan ruin y enjuta de carnes, se subió también a otra reja, donde parecía un mico. El novio estuvo muy caballeroso y quiso imitar a Edgardo, el héroe de la novela de Walter Scott, Lucía de Lammermoor, que él había leído; pero la vaca no entendía de heroicidades y le derribó al suelo, dándole un empellón con el testuz.

Gran satisfacción fue para don Víctor Quintanar, que volvía del Casino, encontrar a su mujer conversando alegremente con el simpático y caballeroso don Álvaro, a quien él iba cobrando una afición que, según frase suya, «no solía prodigar». Estoy por decir aseguraba que después de Frígilis, Ripamilán y Vegallana, ya es don Álvaro el vecino a quien más aprecio.

La Alemania se forma, endurece sus cimientos, trata de homogeneizarse mientras el Austria, perdido su viejo prestigio europeo, comprende, bajo la experiencia de la desgracia, que la verdadera ruta de su grandeza es hacia Oriente, a la cabecera del «hombre enfermo». ¡El Portugal!... Seamos serios, lo repito; nadie atenta contra la independencia de América, y para los más desatinados aventureros o ilusos está vivo aún el recuerdo de Maximiliano, que pagó con su vida una concepción absurda y un negocio indigno, ignorado de su espíritu caballeroso.

En el capítulo El Politiqueo aparecen los Padres como facciosos, excitadores á guerra civil y tan partidarios de D. Carlos, que cantaban el Te Deum cuando ocurría algún suceso funesto para las armas de España, v. gr.: la muerte del caballeroso y heróico marqués del Duero.

La reputación de doña Beatriz quedó así más lastimada que el cuerpo de Arturo, de resulta del lance que tuvo con él el caballeroso Conde de Alhedín, inhábil, por la persuasión y por la violencia, para convencer a nadie de su platonismo.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando