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Yo estaba tan mal ahorcado, que no podia ser mas: el executor de las sentencias de la santa inquisicion, que era subdiácono, es verdad que quemaba las personas con la mayor habilidad, pero no entendia cosa en materia de ahorcar: la soga que estaba mojada apretó poco, en fin todavía estaba vivo.

Además, entendía el matrimonio con arreglo á la tradición familiar: la mujer dueña absoluta del interior de la casa, pero confiada en los asuntos exteriores á la voluntad del señor, del guerrero, del jefe del hogar, sin permitirse pensamientos ni objeciones sobre sus actos. Fué Ulises el que adoptó por mismo la decisión de abandonar la vida de navegante.

Hasta se puede sostener como probable que las composiciones dramáticas portuguesas se representaron en España, al menos en las provincias limítrofes, en que se entendía más fácilmente la lengua portuguesa. Adviértase, además, que nuestro autor usa de ambas lenguas en algunos de sus dramas.

En ciertos momentos se reprendía a mismo con amargura; pensaba que aun casado con Fernanda no alcanzaría la felicidad si no podía ver a su hija todos los días. Bien entendía que era esto imposible continuando en poder de Amalia. Por eso soñaba con arrebatársela: imaginaba con placer desatinados proyectos de rapto: huir con ella y con Fernanda a cualquier rincón del mundo tranquilo y ameno.

Si el que era presentado a ellos componía versos, pongamos por caso, impresos o manuscritos podía llevárselos al ídolo, el cual tal vez tenía la dignación de aparentar que los leía y que los entendía, aunque no los leyese ni los entendiese.

«A usted, , y a todo el género mundano gritó con voz tan ronca, que apenas se entendía , so tía pastelera... Váyase pronto de aquí». Las monjas horrorizadas elevaban sus manos al Cielo; algunas lloraban.

Yo los cordeles para designiar el fuerte en la mano á D. Sancho de Leyva. Verdad es que el designio estaba hecho por quien lo entendía mejor, y se había estrechado casi dos tantos de lo que D. Alvaro había platicado.

Para que usted sea digna de casarse con un hombre honrado, lo primerito es que me vuelva los ojos a la religión, empezando por edificarse interiormente. señor respondió humildemente la prójima, que entendía lo de la religión; pero no lo de la edificación. Para ella edificar era lo mismo que hacer casas,

Buscabales posada, proporcionabales almacén seguro para la carga, se entendía con los comerciantes y era en suma la providencia de la tierra de Astorga.

Pero Crespo era una excepción, un amigo verdadero, que entendía a medias palabras lo que las tías, el barón, etc., etc., no hubieran entendido en tomos como casas.