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Bueno es que un jóven sea literato; pero ¿de qué le servirá un brillante trozo de Walter Scott, ó de Víctor Hugo, cuando colocado al frente de un establecimiento sea preciso conocer los defectos de una máquina, las ventajas ó inconvenientes de un procedimiento, ó adivinar el secreto con que en los paises extranjeros se ha llegado á la perfeccion de un tinte?

The artificial epic in ottava rima, imitated from the Italian, gave way to a flood of pseudo-historical romances which followed the lead of Sir Walter Scott and the elder Dumas. They were mostly weak imitations, carelessly done and without depth or brilliancy.

Lo óptimo es el Lebrato y su hijo, y Pilara y Quilino, y el médico don Elías, y el magnífico tipo del Berrugo, avaro supersticioso, que Balzac adoptaría por suyo, y la fantástica historia del descubrimiento del tesoro, que Walter Scott hubiera robado para su Anticuario.

Muchos de aquellos bustos son evocaciones históricas, porque son las imágenes de Voltaire y Rousseau, de Mirebeau y Danton, de Vergniaud y Chénier, de Chateaubriand, Byron, Walter Scott, Lamennais, Eugenio Sue, Balzac y muchos otros genios que pertenecen á la historia de la política, la filosofía ó la literatura.

Entre la multitud de personajes aislados, ora históricos, ora contemporáneos, se distinguen principalmente, por su interés ó por el mérito artístico de las figuras: Guttemberg, meditando en su invento; Shakspeare, sombrío y burlon al mismo tiempo; Pedro el Grande, en su traje de carpintero en Holanda; Newton, ideando su admirable sistema del mundo físico; Voltaire, con su fisonomia de zorra, su sonrisa irónica y su mirada de apóstol; Rousseau, pensativo y dulce como la idea de redencion que le dominó; Walter Scott, con su actitud tranquila, como la poesía risueña que inspiró su gran genio; Byron, sombrío y lanzando de su ojo de fuego algo como la luz del rayo ó como las revelaciones de un poema terrible.

No hubiera podido decirlo, y me adormecí con la idea de que era inútil tratar de analizarlo. Durante el mes que siguió, devoré la mayor parte de las obras de Walter Scott.

Yo registré por todos los rincones y encontré varios libros de Walter Scott y los Poemas de Ossian, de Macpherson. Los sequé en el comedor, delante de la chimenea; les compuse la pasta y se los di a la hija del capitán. ¿Dónde los ha encontrado usted?-me preguntó ella. -Ahí, en la biblioteca. Debe haber más. Efectivamente, encontré muchos otros.

Con el correr de los años, John llegó a ser el Regidor John, de un barrio infeliz, y Walter fue Sir Walter Scott, de todo el universoDice Carlyle, con mucho seso, que la legumbre más precoz y completa es la col. A los treinta años no se podía decir de seguro que Scott tuviera genio para la literatura.

Posee calles enteras de Londres; vastos parques donde corre el zorro perseguido por un tropel de jinetes de casaca roja que galopan entre rugidos de trompas; castillos en Escocia al borde de lagos verdes que hacen recordar las novelas de Wálter Scott; vastas posesiones en Irlanda que sirvieron algunas veces de nocturno escenario á las hazañas de los fenianos de negro antifaz.

Por otra parte he descubierto que no se gobierna al corazón, y ellos no podrían dejar de amar, como yo no... ¿Qué, Reina? Nada, señor cura. Lo que yo temo es tener una inclinación a los perdidos, porque Buckingham es lo más interesante... Pero en fin, hijita, desde que lees a Walter Scott, he tratado de hacerte comprender ciertas cosas y parece que todo ha sido inútil.