Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 25 de junio de 2025
Esa lengua tan palpitante y tan densa, que tan diversos matices adquiere, ya el de brusquedad estúpida y semisalvaje en Muergo, ya el de dulcísima elegía amatoria en labios de Cleto, ya el de patriarcal ternura en boca del tío Mechelín y de su mujer, ya el de reconcentrada soberbia femenina en Silda, especie de diana selvática y feroz de un barrio de pesca, presenta tales variedades y se mueve con tal libertad en ondulaciones tan diversas, que nadie diría que por primera vez viene ahora el arte, y que ninguno ha precedido a Pereda en trabajarla y domeñarla.
MERLÍN. ¡Á mí se me ha faltao! CLETO. ¡Yo quiero lo que es mío! DON SILVESTRE. Por eso te vas á llevar un par de guantadas. CLETO. ¿Lo oye usté, señor alcalde? Visto, que el único testigo que presenta del caso sabe tanto como el Cleto Rejones.... MERLÍN. Pido la palabra. ALCALDE. ¡Silencio!
ALCALDE. Será según y conforme. Por de pronto, hay testigos contra usté. DEMANDADO. Serán comprados. ALCALDE. Pues con usté va esta música. MERLÍN. Protesto. ALCALDE. Eso es palique.... Canta lo que sepas, y á jurar en seguida. Pero usté, ¿que pruebas trae contra Cleto Rejones? DEMANDADO. Mi palabra de caballero, mi conciencia y algunas razones de sentido común....
Al testigo Andrés del Jaral, por mal nombre tío Merlín, á la multa de dos celemines de maíz para las ánimas, y media azumbre de blanco para los enfermos del lugar, por insubordinación y faltas de mayor calibre al alcalde y demás personas presentes al juicio celebrado el día tantos de tal mes, á las tres de la tarde. CLETO. Señor alcalde, yo soy inocente.
Que coste, señor alcalde..., y que se apunte todo pa el día de mañana que yo tome cuentas. DEMANDADO. Dé usted antes las que le piden, y no olvide que estoy resuelto á todo, incluso á enviar á los dos á un presidio. CLETO. Yo pido lo que es mío, porque me han dicho que se me debe.
»Por la presente, y á estancia del vecino Cleto Rejones, se cita á juicio verbal para mañana á las tres de la tarde, en la casa-concejo, al señor don Fulano de Tal, sobre pago de desprefeuto de ojeutos naturales, esistentes en una propiedad lindante al vendaval con su casa, y cerrada sobre sí á paré seca, y de cuyos ejeutos alimentivos está dicho Cleto Rejones acaeciendo.
ALCALDE. ¡Orden!..., ¡que lo mando yo! MERLÍN. Señor alcalde, yo soy capaz de eso y de mucho más, porque cuando al hombre le asiste la justicia.... ALCALDE. ¿Jura usté? ¡Sí ó no! MERLÍN. Primeramente, como hombre bueno que soy de Cleto Rejones, propongo que se arreglen las dos partes. Á mí no me gusta hacer daño á naide cuando la cosa se puede rematar amistosamente.
EL ALCALDE. Supuesto que ya estamos reunidos, vamos á dar principio al juicio. Pero primeramente, ¿Cleto Rejones trae su hombre bueno? ALCALDE. Por muchos años. En cuanto á este caballero, ya veo que le acompaña don Silvestre.... Conque, adelante. Y digo: exponga Cleto Rejones.... CLETO. Tocante á eso, digo, señor alcalde.... ALCALDE. Calle usté el pico. CLETO. De modo que como usté me manda....
ALCALDE. Pues es muy justo que se te pague, porque la paré no debió haberse caído. CLETO. Eso mesmo creo yo. ALCALDE. Eso es lo que se necesita.... ¿Y qué dice á esto el demandado? DEMANDADO. Que esa demanda envuelve la falsedad más indigna; que estoy resuelto á negarme á la infame exigencia del demandante, y á hacer todo lo posible por enviar á un presidio á los autores de esa impostura.
El mismo agradecimiento apenas ha llegado a rayar aquella piedra tosquísima. Quizá duerman en su corazón escondidos deseos, tanto más fogosos cuanto más contenidos; pero nunca asoman a la lengua. Lo mismo rechaza el amor brutal de Muergo, que el honrado y caballeroso de Andrés o el suave y delicadísimo de Cleto.
Palabra del Dia
Otros Mirando