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Actualizado: 22 de junio de 2025
No tratamos tan secretamente nuestros amores que no viniesen a noticia de mi señora, la cual, por escusar dimes y diretes, nos casó en paz y en haz de la Santa Madre Iglesia Católica Romana, de cuyo matrimonio nació una hija para rematar con mi ventura, si alguna tenía; no porque yo muriese del parto, que le tuve derecho y en sazón, sino porque desde allí a poco murió mi esposo de un cierto espanto que tuvo, que, a tener ahora lugar para contarle, yo sé que vuestra merced se admirara.»
Su obra seria de escritor no comienza hasta los treinta y siete años de su vida, con "South America", seguido de otros volúmenes que guardan una acentuada unidad de tendencias; "Manual de patología política", que será llamado primero "Manual de imbecilidades argentinas", cambiando más tarde el nombre y el contenido con algunos agregados; irán apareciendo luego otros libros más: "Ensayo sobre Educación", ¿A dónde vamos?"; hasta rematar, sereno y profundo el escritor, con "Transformación de las razas en América", "Historia de las instituciones libres" y "La creación del mundo moral".
ALCALDE. ¡Orden!..., ¡que lo mando yo! MERLÍN. Señor alcalde, yo soy capaz de eso y de mucho más, porque cuando al hombre le asiste la justicia.... ALCALDE. ¿Jura usté? ¡Sí ó no! MERLÍN. Primeramente, como hombre bueno que soy de Cleto Rejones, propongo que se arreglen las dos partes. Á mí no me gusta hacer daño á naide cuando la cosa se puede rematar amistosamente.
Ya sea por la expulsión sempiterna, ya por el total exterminio, si el caso lo pide, haciendo en ellos un Vesper Siciliano, antes que lo hagan ellos con nosotros, el cielo nos ordena, a las claras, rematar la obra de purificación. El miedo a la sangre, hijo mío prosiguió diciendo el canónigo, es un bajo instinto del hombre.
Muchas veces, el trágico vacío de los órganos perdidos remediábanlo los bárbaros curanderos con puñados de estopa introducidos en el vientre. Lo importante era mantener en pie a estos animales unos cuantos minutos más, hasta que los picadores volviesen a salir a la plaza: el toro se encargaría de rematar su obra... Y los jacos moribundos sufrían sin protesta esta lúgubre transfiguración.
Pero lo más esencial y difícil era rematar el puro, hacerle la punta con un hábil giro de la yema del pulgar y una espátula mojada en líquida goma, cercenándole después el rabo de un tijeretazo veloz.
Mientras más trabajaba, con más energía y claridad repetía su mente lo que le había pasado aquella mañana. «Yo me voy a volver loca se dijo poniéndose a mojar la ropa . Más loca estoy que el pobre Maxi, y esto me acaba de rematar».
Esta llanura, en la que vienen á rematar todas las corrientes de la vertiente oriental de las cordilleras y de las vertientes occidental y septentrional de la provincia de Chiquitos y de la Capitania General de Mato-Grosso, se reune con las pampas por medio del Monte-Grande, al paso que prolongándose por la parte norte, establece en aquel punto la comunicacion con la gran fuente del Amazonas: de modo que la provincia de Moxos no es otra cosa que la continuacion septentrional de las pampas, la continuacion meridional de las llanuras del Amazonas, ó mas bien, una prosecucion de ese inmenso bajo que está situado entro las últimas faldas de las cordilleras y los montes del Brasil, y que abraza de norte á sud todo el centro del continente meridional de América, interrumpido solamente, del noveno al decimo grado de latitud, por la cerranía poco elevada que determina las numerosas cachuelas y las cascadas del rio de Madeiras.
En aquella época, en que los peinados eran una epopeya de rulos y rellenos, Fernanda llevaba el suyo de una simpleza tal, que rayaba en la suma elegancia: sus cabellos, de un rubio mate, recogidos y sujetos por dos cintas de moirée celeste, iban a rematar en la más linda nuca de mujer.
Apretó los puños y echó por aquella boca sapos y culebras, apartándose del balcón por no presenciar más tiempo un espectáculo que le enloquecía. Al volverse, su mirada se cruzó con la mirada del bruto de la imprenta, que inmóvil en medio de la sala, más feo, más horrible y siniestro que nunca, reclamaba las nefandas cuartillas. ¡Nada, nada, á rematar el artículo!
Palabra del Dia
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