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60 El noveno día, el príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeóni. 63 un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto; 64 un macho cabrío para expiación; 65 y para sacrificio de paz, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, cinco corderos de un año. 66 El décimo día, el príncipe de los hijos de Dan, Ahiezer hijo de Amisadai.

El octavo, no fingir ataque de nervios ni hacer mimos a los primos. El noveno, no desear más prójimo que su marido. El décimo, no codiciar el lujo ajeno. Estos diez mandamientos se encierran en la cajita de los polvos de arroz, y se leen cada día hasta aprenderlos de memoria. El quid está en no quebrantar ninguno, como hacemos los cristianos con varios de los del Decálogo. Sigamos con el platero.

Sanó, según se dice, al terminar el día noveno, recobrando de tal modo el uso de sus miembros, que colgó delante de la imagen, como su exvoto, las muletas de que se había servido hasta entonces. Este milagro produjo gran sensación, y fué causa de que los actores se pusieran bajo la protección de aquella santa imagen, eligiendo como patrona á Nuestra Señora de la Novena.

27 Y vinieron luego todos los príncipes a Jeremías, y le preguntaron; y él les respondió conforme a todo lo que el rey le había mandado. Con esto se dejaron de él, porque el negocio no se había oído. 1 En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la cercaron.

En la segunda parte se repite la primera con ligera variación en el paso y las posturas, y, al concluirse, vuelven á ocupar el lugar que tenían al principio; con el noveno compás enmudecen de repente la música y la voz, y es regla importante que los bailarines se queden en la misma postura en que los sorprende la última nota de la música; si ha sido bien escogida, se aplaude y se dice que están bien parados.

Fué labrada á espensas de Ruy Mendez de Sotomayor y su mujer D.ª Leonor Sanchez de Cárdenas, en el sitio que les dió al efecto el cabildo en 9 de diciembre de 1401, contiguo al primitivo bautisterio por el lado del norte, contra el muro de poniente de la iglesia, ocupando los dos tramos noveno y décimo de la primera nave principal. Capilla de S. Matías. Hoy bautisterio.

Divide la paciencia en nueve grados o mandamientos. «El primer grado de la paciencia es no empezar la injusticia; el segundo, después que el otro la empezó, no vindicarse de igual manera; el tercero, no hacer al que veja lo que padeces; el cuarto, atribuirse a misma los males que sufre; el quinto, atribuirse más que lo que quiere el que lo hizo; el sexto, no odiar al que hace estas cosas; el séptimo, amarle; el octavo, hacerle bien; el noveno rogar a Dios por él».

Y así fué dando cuenta de todos hasta llegar al noveno. Allí percibieron ruido de voces y vieron iluminada la abertura. Aquí es donde vamos a almorzar. Antes visitaremos el onceno para ver los trabajos. Después de pasar el décimo, gritó con toda su fuerza: ¿Están echados los taquetes? Se oyó una voz lejana en el fondo que decía: No. ¡Echarlos ahora mismo! gritó el director agitado.

¡Oh, no! decía el director sonriendo . Los hundimientos son de las minas particulares. Esta perteneció al Estado, y todo se hace con lujo de seguridad. En ciertas minas donde yo he estado apuntó un ingeniero tenía que ir una cuadrilla detrás de los mineros para desenterrarlos. ¡Qué horror! exclamaron a una voz todas las damas. Acomodáronse al fin de nuevo en la jaula, y subieron al noveno piso.

El resto de la comitiva había optado por quedarse en el noveno piso: el trabajo de los mineros no les interesaba. Los que habían descendido hasta allí también sentían vivos deseos de encontrarse en paraje más cómodo. Preguntaban a cada instante al director si aquello estaba seguro; si no había casos de hundimientos.