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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Acomodáronse los seis como pudieron en la carretela, echando a Manuel Antonio al pescante. Media hora después estaban en la posesión del banquero. Alzose apresuradamente un altarcito en el salón principal de la casa, y antes de que amaneciese, el penitenciario bendijo la unión de los prometidos. Fernanda no había despegado los labios durante el camino.
Soy mademoiselle Déjazet dijo la actriz, y como usted no puede ir á verme al teatro, vengo á cantarle la canción de Bérat, esa canción que usted ha inspirado y que ya conoce todo París. Acomodáronse los dos sobre un banco, y en el encanto verde y plata del jardín, la voz de la Déjazet vibró cristalina: Enfants, c'est moi qui suis Lisette, la Lisette du chansonnier...
Después de algunos elusivos apretones de manos, con la sola excepción del de Maldonado a Esperancita, que no llegó a realizarse porque aquél se distrajo intencionalmente para dar comienzo digno a la gran serie de desaires de todas clases con que pensaba atormentar a su adorada, acomodáronse en sendas sillas. Pepe al lado de Mariana; Ramón junto a D.ª Esperanza.
Acomodáronse como pudieron en las tres sillas y en la cama del poeta, mientras éste se hallaba en el interior de la casa, al lado de doña Leoncia, poco atento á la política. El Curro se sentó junto á la mesa y mostró desde el principio gran deferencia hacia una botella que allí había, puesta sin duda por la previsora mano del poeta clásico.
Rafael Alcántara, que ya había pellizcado en todos los platos de entremeses, volvió a gritar: Señores, que venga por Dios esa cena, porque voy a pillar una indigestión de aceitunas. Acomodáronse todos, al fin. Dos mozos comenzaron a servir los platos.
Se la había tapizado con franela y se le habían añadido algunas argollas de bronce para sujetarse. Acomodáronse en ella el director, el duque y las damas valientes que no habían vacilado nunca, para bajar los primeros. Dióse orden al maquinista para que el descenso fuese lento. La jaula se estremeció subiendo y bajando algunos centímetros con rapidez. De pronto se sumergió de golpe en el agujero.
"Llegó en esto la noche; recogímonos al mismo rancho de los desposados, pusiéronse centinelas hasta la misma boca del río, cebáronse las nasas, tendiéronse las redes y acomodáronse los anzuelos, todo con intención de regalar y servir a sus nuevos huéspedes; y, por más honrarlos, los dos recién desposados no quisieron aquella noche pasarla con sus esposas, sino dejar los ranchos solos a ellas, y a Auristela y a Cloelia, y que ellos, con sus amigos, conmigo y con el marinero, se les hiciese guarda y centinela; y aunque sobraba la claridad del cielo por la que ofrecía la de la creciente luna, y en la tierra ardían las hogueras que el nuevo regocijo había encendido, quisieron los desposados que cenásemos en el campo los varones y dentro del rancho las mujeres.
¡Oh, no! decía el director sonriendo . Los hundimientos son de las minas particulares. Esta perteneció al Estado, y todo se hace con lujo de seguridad. En ciertas minas donde yo he estado apuntó un ingeniero tenía que ir una cuadrilla detrás de los mineros para desenterrarlos. ¡Qué horror! exclamaron a una voz todas las damas. Acomodáronse al fin de nuevo en la jaula, y subieron al noveno piso.
Palabra del Dia
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