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¿Por qué me retiras tu mano?... ¿No te tiendo yo la mía, y soy el ofendido?... ¿No has venido a reconciliarte conmigo?... , , Álvaro murmuró ella. A eso he venido... Me has asustado... Perdóname, Joaquina... ¡Si supieses qué alegría me causa el oír tu voz!

Os he respondido la verdad: me tiendo á sus pies, lamo su mano, y velo por ella, siempre dispuesto á defenderla. ¿Pero no es vuestra hija? No contestó con voz ronca el bufón . ¡Oh! ¡si fuera mi hija! ¿Ni vuestra... querida? ¡Oh! ¡si fuera mi querida! ¿Pero la amáis? Ya os he dicho que soy su perro. Más claro. Soy su protector.

Ya que uno anda roto y hecho un Adán, pasando hambres, güeno es que la gente se lo figure de otro modo. Les compré el papel con lo que cantaban, y aquí lo yevo: la vía completa der Plumitas, con muchas mentiras, pero toda ella puesta en versos. Cosa güena. Cuando me tiendo en el monte, la leo pa aprendérmela de memoria. Debe haberla escrito algún señó que sabe mucho.

A veces, y te lo diré a ti solo, sufro tanto que me tiendo en el suelo en mi cuarto, cuando no me ven, como una muerta. Necesito sentir en las sienes mucho tiempo el frío del mármol. Me levanto, como si estuviera por dentro toda despedazada. Me muero de una envidia enorme por todo lo que puedas querer y lo que pueda quererte. Yo no si eso es malo, Juan: ¿ me perdonas?

Pero en las carreras, como en los demás juegos, es difícil no prevalerse de cualquier circunstancia favorable, de cualquier ventaja más o menos legal. Tiendo mi vista con lástima a toda la colosal muchedumbre de la tribuna popular. ¡Pobrecitos, no saben nada! Sólo aquí, en la tribuna del Jockey, estamos en el secreto.

Finalmente, no podemos prometernos que en este Puerto Deseado se establezca algun ramo de comercio, porque tiendo aquel terreno arido y seco por naturaleza, no puede haber comercio, ni aquella especie de industria, con la cual se mantiene un gran número de artistas en los paises civilizados.

Ella mira al suelo, frunciendo las cejas, y su garganta se hincha y se deshincha acompasadamente. ¿En qué está pensando? le pregunto. Ella se encoge de hombros. ¿Pensar? ¿para qué pensar? responde. Estoy cansada, querría dormir. Y bien, duerma. Pero usted también. Bueno; yo también. Y, me tiendo a medias, como ella, sobre el banco de enfrente. Pero cierre los ojos me dice.

Y ahora, gentleman, vuelva á tenderse; adopte su primera postura para tomar un poco de leche. Pero Gillespie estaba pensativo desde mucho antes. Se dispuso á obedecer la orden y luego se detuvo para mirar con una expresión interrogante á la universitaria. Una palabra nada más, y en seguida me tiendo. La doctora le hizo ver con un gesto que estaba dispuesta á escucharle.

Tiendo, trémulo de placer, la mano, y me encuentro, ¡ira de Dios! ¡cuerpo de Cristo!, me encuentro con la mano gafa de mi criado Bartolo, que me movía y sacudía, cual violenta peripecia de tragedia, para despertame del sueño más delicioso que mortal alguno pudo disfrutar: me asestaba aquel Longinos la larga lista de sus sisas, que como traidora lanza cotidianamente me dilacera el flaco y doliente costado, sacándome el revuelto rosicler de la plata y calderilla.

Menester es que tenga vm. el diablo en el cuerpo, repuso Candido. Tanto papelea en este mundo, dixo Martin, que muy bien puede ser que esté en mi cuerpo lo mismo que en otra parte. Confieso que quando tiendo la vista por este globo ó glóbulo, se me figura que le ha dexado Dios á disposicion de un ser maléfico, exceptuando el Dorado.