United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Papá ha almorzado solo, porque tenía una cita, y no vendrá hasta las tres: dijo, tendiendo a Pepe la mano, que él retuvo un instante entre las suyas. Pues me voy. ¡No! Ya me he cuidado de decir que tenía yo que venir al despacho. Me repugna esto de quererte a hurtadillas. A también; pero, ¿qué remedio? ¡Está bueno lo que pasa! el riesgo es mío y el miedo tuyo.

Si viviera más, ¿podría llegar a quererte? Pues bien, por más que se empeñen en unirnos la Naturaleza y el mundo, tienes unas cosas.... Dame agua.... Salvador le dio agua. El beber reanimó un tanto al enfermo, que pudo decir esto: ¡Qué habría sido de sin tu ayuda, sin tu generosidad en estos meses de locura y abandono!... Mucho te debo, mucho.

No puedo, no puedo». «Augusto, Augusto exclamó ella colgándosele del brazo . Mi necesidad es tan grande, que no puedo tener tesón ni dignidad, ni nobleza. Yo no te quiero, no puedo quererte; pero como Dios me abandona, yo me vendo». Pausa. Miquis la miraba pestañeando.

Se apoderó de las manos de su marido y exclamó con voz apenas perceptible: ¡Jamás, jamás le he querido...! ¡Jamás, jamás he dejado de quererte a ti...! Un capricho infame... ¡Calla, Elena! En ti no caben los caprichos infames porque estás amasada con la pasta de los ángeles... Sintieron que tu corazón era inexpugnable y atacaron tu cerebro, que es más débil, pobre Elena...

Y mira, Juan, te miento; ahora mismo te estoy mintiendo, yo creo que no por qué te quiero, pero debo saberlo muy bien, sin notarlo yo, porque por qué pueden quererte los demás.

Trátame como quieras; pégame... te querré como esas mujeres que admiten los golpes como prueba de cariño. Lo que te digo es que eres mío y no te suelto. Olvidemos lo pasado y aún podemos ser felices. Luis, Luis mío, ¿qué mujer puede quererte como la tuya?

No te pido juramento ni promesa, ni mucho menos palabra de honor; pero si esto se acabó, desengáñame de una vez. Comprendo que he hecho mal en ser tuya, y sin embargo, ni me arrepiento ni quiero que me lo agradezcas...; pero tampoco me confundas con otras que hayan sido tuyas sin quererte.

No puedo seguir así; ¿cómo quieres que me resigne a perderte? ¡Qué remedio! Juan, piénsalo; ni yo soy mujer capaz de cometer una infamia, ni transigirías con ciertas cosas... ¡Eso jamás! Entonces... ¡ya lo ves! Adiós, Juan. ¡Bien sabe Dios que la culpa no es mía! No me has querido nunca. ¡Qué sabes lo que es querer! , con toda mi alma... es decir, te quise cuando podía quererte.

Francamente, aquellos enternecimientos periódicos le parecían excesivos y molestos a la larga. «¿Qué diablos tenía su mujer?». Pero, hija, ¿qué te pasa? estás mala.... No, Víctor, no; déjame, déjame por Dios ser así. ¿No sabes que soy nerviosa? Necesito esto, necesito quererte mucho y acariciarte... y que me quieras también así.

Oyéronse los acordes de una guitarra. ¡Cuándo dejó de sonar la guitarra en una marcha de soldados españoles! Y una voz de timbre varonil, con acento del Mediodía, cantó: Como cosita propia te miraba yo, te miraba yo; pero quererte como te quería, eso se acabó, eso se acabó.