United States or Timor-Leste ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero lo curioso es que, aun cuando desacertadísimo, nos impone su gusto y nos esclavizamos a las normas dictadas por su genio maléfico. Por las modas pasadas, que sólo existen ya en los museos, advertimos que el propósito al implantarlas no fué la perfección, ni la comodidad, ni la gracia, sino lo caprichoso, lo mudable, fantástico y extravagante.

Ese que es un bicho sanguinario, pérfido, maléfico, cobarde y vil por todos cuatro costados. No piensa más que en desgarrar á la víctima y en beberse la sangre que brota caliente de la herida. Todos los animales le odian, y á todos los odia él, pero no se atreve á atacar más que á los débiles ó á los heridos. Sólo el frenesí del hambre puede impulsarle á meterse con otro más fuerte.

Este hombre infeliz había hecho de la prosecución y ejercicio sistemático de la venganza el objeto primordial de su existencia; y una vez obtenido el triunfo más completo, el principio maléfico que le animaba no tuvo ya en que emplearse, y no habiendo tampoco en la tierra ninguna obra diabólica que realizar, no le quedaba á aquel mortal inhumano otra cosa que hacer, sino ir á donde su Amo le proporcionase tarea suficiente, y le recompensase con el salario debido.

Hízose el silencio aún más embarazoso y el geniecillo maléfico de la hilaridad comenzó a revolotear en torno de los comensales, como si a todos ocurriese que las plumas arrancadas a Jacobo salían del pellejo de Villamelón.

Una de las prácticas mas útiles en las constituciones epidémicas malignas, es administrar el arsénico desde el principio, y desde que se observan los primeros síntomas de una afeccion sometida á la influencia de este genio maléfico; de esta manera se podrá detener el desarrollo ó combatir en un principio, las neuralgias, diarreas y fiebres que despues hubiesen sido graves.

Entonces se desbarata el maléfico hechizo, el silencio y el reposo de muerte se truecan de súbito en movimiento, música, agitación y vida. Como si fuesen a celebrarse divinas bodas, todo se entapiza y hermosea. Se abren los tesoros, se despliegan las galas, se ponen las mesas y aparadores del regio banquete, y luce sobre el ancho tálamo la cubierta de púrpura, esmeralda y oro.

Las jóvenes, en las tertulias, hablaban de él á hurtadillas, como de un don Juan que atraía á las tontas con el maléfico encanto de sus calaveradas. Todas sabían que tenía una mujer, allá en Bilbao la Vieja, una antigua costurera con la que vivía maritalmente. Hasta había oído decir que tenían hijos. ¡Oh! Con ese nunca, ¡nunca! repetía con gestos de repugnancia.

Así es que andan como ladrones, con paso silencioso y rápido; á veces, hasta envuelven con paja los cascabeles de las mulas para que el retintín del metal no irrite al genio maléfico que desde allá arriba les amenaza.

¿Qué motiva la creciente tristeza de Hasay? ¿Por qué todas las tardes, cuando el sublime artista combina en los cielos sus más divinas tintas, va al puente cual si fuera empujada por una invisible fuerza? ¿Por qué contempla con la inmovilidad de la estatua del dolor, el profundo abismo? ¿Por qué cuidadosamente limpia de gramas una frondosa planta de suspiros que crece á la orilla del río? ¿Qué maléfico genio atormenta su corazón? ¿Qué sueño la adormece? ¿Qué fantasma la despierta?

Su industria, su sistema gubernativo y su religion los asemejaban aun á la nacion citada. El genio maléfico, que determinaba sus desgracias, se llamaba Canibaba Kilmo. Temeros de cubrirse de lepra, nunca mataban estos indios una serpiente, y los que enviudaban se guardaban bien de dar muerte á un tigre, persuadidos de que si así lo hacian, sucumbirian ellos tambien.