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Sus piruetas consisten en dar un salto mortal y caer en casa de algún amigo a la hora de comer, y son titiriteros porque trenzan volatines y corvetas para vender libros viejos y hurtarles otros, en un descuido, a los mercaderes de libros, aunque este ejercicio mejor estaría llamarlo de prestomania o magia de salón. ¿Tienes algún nombre? Esta es la pregunta de ritual entre los operadores.

Cualquiera que despertara súbitamente a la razón y se encontrase en el departamento de pobres, entre turba lastimosa de seres que sólo tienen de humano la figura, y se viera en un corral más propio para gallinas que para enfermos, volvería seguramente a caer en demencia, con la monomanía de ser bestia dañina. ¡En aquellos locales primitivos, apenas tocados aún por la administración reformista, en el largo pasillo, formado por larga fila de jaulas, en el patio de tierra, donde se revuelcan los imbéciles y hacen piruetas los exaltados, allí, allí es donde se ve todo el horror de esa sección espantosa de la Beneficencia, en que se reúnen la caridad cristiana y la defensa social, estableciendo una lúgubre fortaleza llamada manicomio, que juntamente es hospital y presidio! ¡Allí es donde el sano siente que su sangre se hiela y que su espíritu se anonada, viendo aquella parte de la humanidad aprisionada por enferma, observando cómo los locos refinan su locura con el mutuo ejemplo, cómo perfeccionan sus manías, cómo se adiestran en aquel arte horroroso de hacer lo contrario de lo que el buen sentido nos ordena!

¿Qué enorme catástrofe de alma te engendró aquella gran sed, monstruosa y suicida? Una sirena encantadora cantaba en el fondo del vaso y no querías oír sino su voz emponzoñada de trágica Loreley. Y allí te esperaba la Muerte, la marioneta descarnada, todo blancura y piruetas, como la Colombina de tus fiestas galantes.

Al separarse de nosotros, exclamé para mi coleto: ese hombre ha equivocado el oficio; ha nacido para hacer piruetas en la maroma. Vamos á la comparacion entre Rothschild y Salamanca. No voy á hacer una pintura, sino un boceto, al mismo tiempo concebido y ejecutado. No debo ocultar que lo escribo con miedo; pero la buena fe me salva. La Europa presenció, no ha mucho, un congreso de soberanos.

Pero mientras bosteza, tose, fuma y piensa en las piruetas y en las piernas de Pepay, vamos á decir algo sobre este elevado personaje para que se comprenda la razon por qué el P. Sibyla le propuso para terminar tan espinoso asunto y por qué le aceptaron los del otro partido. Por lo demás, mal ninguno resultaba de ello y la previa censura no se inquietaba.

Se encuentra de nuevo en la lucha de las aguas que chocan, pero avanza lentamente, sin embargo, para llegar bien pronto bajo la masa del arroyo que se despeña; entonces, como animada de un súbito arranque de la voluntad, se sumerge en el pequeño abismo, dando una serie de piruetas.

Yo no tomé nada; pero muchos otros no tenían tanto escrúpulo... Esa noche Puymartin me contó la historia de madama Scott; pero no como la refirió M. de Larnac. Rogerio me dijo que madama Scott había sido robada por unos saltimbanquis cuando era niña, y que su padre la había encontrado haciendo piruetas en un circo ambulante, saltando por sobre gallardetes y atravesando aros de papel.

En una de sus piruetas, puso el pie en falso sobre una piedra, tropezó y se quedó bonitamente sentado en el camino, con el sombrero por un lado y el bastón por el otro. Sin turbarse absolutamente nada, sacó tranquilamente el pañuelo y se puso a enjugarse la frente con expresión satisfecha, como si el sueño de su vida se hubiera realizado al encontrarse allí gozando de un reposo definitivo.

Olvidóse por un momento de sus apuros y de las piruetas de Pepay, para considerar ¡que todo lo que se contenía en aquellas gradas había salido de su fecunda cabeza en momentos de inspiracion! ¡Cuántas ideas originales, cuántos pensamientos sublimes, cuantos medios salvadores de la miseria filipina! ¡La inmortalidad y la gratitud del país las tenía él seguras!

Las aves de una misma especie se diferencian igualmente; cada tero, cada chimango, tiene personalidad en su vuelo; cortan el aire y cruzan el espacio de una manera propia, haciendo giros y piruetas que caracterizan la particularísima idiosincrasia de sus alas y la gracia individual del espíritu que en el ámbito azul las mueve.