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Unos son victimas de los placeres, otros del estudio, estos a causa del trabajo y aquellos por el fastidio. Hay algunos que perecen de enfermedad, de demencia, o en fin de penas del corazon, y esta ultima enfermedad, ofreciendose bajo todas las formas y bajo todos los nombres, hace mas estragos que la guerra.

En el rato que estuvieron solos, antes de que entrara Papitos con el servicio y la sopa, Maxi endilgó a su mujer algunas frases enteramente ceñidas al endiablado asunto que constituía su demencia. Fortunata le apoyó en todo, mostrándose muy penetrada de la urgencia de establecer, como realidad social, el principio de solidaridad de la sustancia divina.

Pensar que algún hombre moderno pudiera enmendar a aquellos maestros sublimes era demencia. ¿Cuál había sido el credo filosófico sobre el cual España fundara su envidiada grandeza? Aquél, y no otro... Ergo!

Hasta las cosas familiares entraban en el temeroso encantamiento: una inmóvil colgadura, un paño negro, un antiguo retrato de familia, un espejo, una daga, exhalaban a veces, para él un sentido perturbador, vahos de espanto y de demencia. Hubiérase dicho que ciertos objetos buscaban expresarle lúgubres presagios.

Pero aquí, en plena soledad, con el más imperioso de los instintos irritado por la privación, viendo a Margalida entre la morena y ruda hermosura de sus compañeras, bella como una diosa blanca de las que inspiran veneración religiosa a los pueblos cobrizos, sentía la demencia del deseo, y todos sus actos eran absurdos, cual si hubiera perdido para siempre la razón.

Así ocurre siempre con las leyes hechas por los hombres y aplicadas por los hombres. Los pueblos sintieron la necesidad de poner remedio á esta demencia general. Era preciso suprimir las guerras, resolver las cuestiones entre los países por medio de tribunales, como se resuelven las diferencias entre los individuos.

Cuando menos, se habrá creído objeto de una alucinación diabólica, y de atreverse a enunciar su pensamiento, no hubiera sufrido pena mayor que la de encierro por demencia... Pero Colón sólo hablaba de ir al antiguo mundo conocido por el camino de Occidente, y esto nada tenía de herético, fundamentándolo además en autores clásicos y Padres de la Iglesia.

En el primer instante tuvo la idea de aparentar complacer a su hermano, dando cuerda a su demencia; pero consideró al punto que era muy peligroso el sistema de fomentar, siquier fuese momentáneamente, tan descabelladas manías, y tan sólo dijo: Si insistes en esa locura, te abandonaré y entonces que llamarás a tu querido hermano.

Tenía su semblante expresión seráfica; sus modales eran suaves y más parecía un iluminado antiguo, cuya demencia se elaboraba en la soledad claustral, que el insensato de estos tiempos, educado para el manicomio en los febriles apetitos de la sociedad presente. « también discurres le dijo con dulzura . Lo , piensas, porque sientes; me comprendes, porque amas.

Las mujeres vociferaban en torno del féretro, iracundas, llorosas, como si el rudo sol del verano mordiese con agresiva demencia sus cabezas despeinadas. ¡Ladrones! ¡ladrones! ¡A Madrid! ¡A arrastrar a los asesinos!... Otras señalaban el féretro con trágicos ademanes de plañidera.