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Ese es Rothschild; una especie de rey universal, un gran monarca de nuestros tiempos, ante quien los monarcas dinásticos se destocan. Hay un rico, muy rico, inmensamente rico, que ha sabido enriquecerse más.

Si consigo yo ponerte bueno, mi querida tía, alias la baronesa de Rothschild, no tendrá más remedio que hincar la jeta y darme lo que necesito». Vida nueva i Era Estupiñá, que miraba a los tales agujeritos del modo más autoritario. Tengo que hablarle. Yo no paso. Vengan los cuartos. No tengo ganas de conversación.

Pero vuelvo á decir que le faltan dos cosas: honrar el pensamiento por ser pensamiento; honrar la virtud por ser virtud. Reasumamos lo dicho sobre ambos personajes. Un hombre que hereda dos mil millones de reales, y que hoy cuenta con cuatro mil: un coloso de oro, de empresas, de fortuna, de crédito; un semi-Dios de nuestra época; ese es Rothschild.

Al separarse de nosotros, exclamé para mi coleto: ese hombre ha equivocado el oficio; ha nacido para hacer piruetas en la maroma. Vamos á la comparacion entre Rothschild y Salamanca. No voy á hacer una pintura, sino un boceto, al mismo tiempo concebido y ejecutado. No debo ocultar que lo escribo con miedo; pero la buena fe me salva. La Europa presenció, no ha mucho, un congreso de soberanos.

El dia de mañana comprenderá la visita de Santa Genoveva, y la comparacion entre aquellos dos grandes ídolos de nuestros tiempos. =Dia trigésimo primero=. Santa Genoveva. Rothschild. Salamanca. Invitacion. Nuevas curiosidades. La historia del Panteon nos espera. Estamos en el siglo quinto de la era cristiana.

Despues de esto, acaso no seria temerario decir que aquellos reyes se destocaron ante su rey, lo cual significa que el dinero es el rey de los reyes de nuestro siglo, porque claro es que aquellos soberanos no acataban en Rothschild otra teología, otra heroicidad, otra ciencia, otro arte, que el dinero.

Estudiante, abogado, juez, diputado, ministro, tribuno, empresario, capitalista, caballero, galan, magnate, casi pintor sin saber pintar; casi poeta sin saber hacer versos; siempre privado, aún habiendo perdido la privanza; siempre en pié, aún, cuando esté caido: ese es D. José Salamanca. Al judío Rothschild se le pregunta: ¿cuánto tienes? Y él contesta: tanto millones.

En ese congreso entra Rothschild, y todos los reyes se levantan y se destocan, menos el de Holanda, que era el único que no le debía.

Nuestro judío alemán comenzó por sucumbir en cuanto á su nacionalidad, pues, por divertirnos, le hicimos muchos cargos á la Gran Bretaña, y hubo de declararse alemán para no aceptar la responsabilidad. Fingí que tenia opiniones muy recalcitrantes y le dije que era un horror la admisión del judío Rothschild en el Parlamento británico, porque esa raza maldita no merecía ninguna consideración.

Los periódicos anuncian la llegada á Paris de un banquero español muy célebre; el más célebre de nuestro país, quizá el más célebre de todo el mundo: D. José Salamanca. Un amigo me dice que debo hacer un paralelo entre Salamanca y el judío Rothschild, y me ha parecido muy bien la idea.