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Y al sentir que el tiempo pasaba en vacilaciones y negativas, concluyó con amenazar a su hija con el cetro, como un viejo mendigo que levanta el bastón en el medio de la calle para intimidar a los rapaces que le arrojan cascaras y carozos. Cristela sabía que el rey amenazaba con el cetro sólo cuando estaba muy enojado. Tres veces no más le vio hacerlo, y las tres en graves circunstancias.

Todo en América ha de ser más alto y más grande que en Europa. ¿No está, por consiguiente, en contradicción con este empeño de superioridad; con el Excelsior, tan hermosamente cantado por un poeta yankee y tomado como lema y santo y seña de su nación, el querer intimidar con amenazas y fieros á una nación que se cree débil, para fomentar la rebelión de gente á quien no es posible que se estime y para atropellar legítimos derechos?

Formaban parte de la partida de los expulsados, además de don Jorge, reconocido como hombre decididamente resuelto, y para intimidar al cual se había tenido cuidado de armar el piquete, una joven conocida familiarmente por la Duquesa, otra mujer que se había ganado el título de madre Shipton, y el tío Billy, sospechoso de robar filones y borracho empedernido.

Cuando penetraba el sol por ellos, solo el reflejo que producian sus rayos en el techo y las paredes bastaba para cegar á cualquiera; así, cuando An-nasír queria intimidar á algun personage de cuya lealtad no estaba seguro, con una seña que hiciese á uno de sus eslavos, al punto la masa de azogue empezaba á moverse, y sus vívidos reflejos producian en todo el salon unas luces como relámpagos deslumbradores.

Las vistas de este soberano en ordenar este viage, no eran solamente de hacer alianza con estos pueblos bárbaros para intimidar á los españoles y encerrarlos por este lado, mas se extendian á otras ventajas independientes de estos motivos políticos.

En mal hora quiso intimidar a Morsamor, quiso abusar de su fuerza y le echó mano al cuello con violento ultraje. Firme y poderosa era la mano de Cardoso. Si hubiera asido bien a Morsamor, le hubiera derribado y hasta aplastado; pero Morsamor, antes de que Cardoso le agarrase bien, se desprendió y se deslizó de entre sus garras, retrocediendo de un brinco hasta la pared de la cámara.

El espíritu del pueblo no se dejó por esto intimidar, y si bien se había despertado en pocos corazones, su llama, sin embargo, se propagaba segura y voraz, gracias á los abusos y á los torpes manejos de ciertas clases para apagar sentimientos nobles y generosos.

El gigante, después de contemplar tan maravillosa semejanza, dejó sobre su mesa la gran rodaja de cristal y puso un gesto severo, como si pretendiese intimidar al hombrecillo. ¿Se ha fijado usted le dijo en la semejanza que existe entre nosotros dos? , gentleman; al principio fué para un presentimiento más que una realidad.

Y como aquellas gentes que, medio dormidas aún, creen salir de un sueño penoso haciendo algún movimiento violento, exclamó: ¡Que el infierno se lleve a Melia, a sus estúpidos consejos y a mismo por haber sido tan tonto en seguirlos! ¿He de dejarme intimidar por esas mojigangas, buenas para asustar a las mujeres y a los niños? ¡No, voto a tal! no se dirá que Kernok... ¡Ea! prometida del demonio, habla pronto; tengo que marcharme. ¿Me oyes?

Don Policarpo no se dejaba convencer ni intimidar fácilmente, pero todos se cansaron de chillar y se pusieron roncos, terminando por cansancio una disputa en que los extremos se habían tocado y en que la impiedad atea había estado de acuerdo con el más fervoroso catolicismo. Hubo un entreacto: un rato no corto de sosiego.