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Pero como es la contrariedad en los amores cebo apetitoso y señuelo el más eficaz, el amor de Rosa hacia Andrés vago hasta entonces, lleno de vacilaciones y dudas, tomó cuerpo de pronto y se transformó en verdadera pasión. El del joven subió también algunos palmos.

Muchas veces había hallado abierta de par en par la puerta sin que me viniese el deseo de entrar. Aquella tarde me detuve en seco, y después de muchas vacilaciones concordantes con escrúpulos tan nuevos como todos los otros sentimientos que me embargaban, cedí a una verdadera tentación y entré. La habitación estaba casi a oscuras.

También desarrolla otros temas de no menor interés: tales son las vacilaciones de la mujer elegante entre el hombre de mundo superficial y vano y el hombre honrado, trabajador y noble que carece de dotes mundanas, y el castigo de la persona que sólo va al matrimonio como medio de elevar la situación en que vive, aunque ésta sea bastante buena.

En Mayo sintiose tan mejorado de su pierna que pensó era llegado el momento de poner fin a sus vacilaciones. Era una tarde hermosa. Habían concluido de comer en paz y en gracia de Dios.

Pero indiquemos también algunos otros rasgos chocantes de estos cuadros extraños. La desconfianza y el rigorismo, en cuanto toca al honor, es tan grande, que, cuando es sorprendido un hombre en casa de una dama, aun cuando no haya la menor duda de no existir entre ellos relaciones criminales, obliga al padre ó al hermano á matarla, sin vacilaciones, como si fuese culpable.

Su situación material me era desconocida. La suponía difícil; pero era ése un asunto acerca del cual me parecía imprudente hablarle. Tan sólo algunas veces el continente de aquel incansable luchador delataba a su pesar, no vacilaciones, pero sufrimiento. El estoico Agustín no decía palabra.

Todo novelista que se respeta, todo dramaturgo que posee el secreto de hacer patalear de entusiasmo al público, no conoce vacilaciones al graduar la simpatía atractiva de sus personajes. El hombre funesto, el «traidor» de la obra, ya se sabe que debe ser un rico, un manipulador de caudales; y si ostenta el título de banquero, mejor que mejor.

Tratando de justificarse a sus propios ojos, pensaba que, después de la lectura de las memorias de la Condesa y el interrogatorio de Vérod, había visto y firmado la verdad; pero el recuerdo de sus vacilaciones, de sus sospechas, de sus tentativas ambiguas y desgraciadas lo confundía. ¿Cómo no se había mantenido en la opinión de que la acusación era obra enteramente del odio de Vérod?

Marenval escuchó atentamente al criado. Había conservado la paciencia necesaria en su antigua profesión para no violentar al cliente. Sabía muy bien que después los intentos y de las vacilaciones, los negocios se deciden, y esperaba un detalle imprevisto, una circunstancia nueva en el relato apasionado de Giraud.

Diego, después de muchas vacilaciones, se decide al cabo á pedir á Don Pedro la mano de su hija; pero es rechazado al principio, si bien logra al cabo, al expresar su pasión con el mayor calor y elocuencia, que Don Pedro le prometa que Isabel será libre por espacio de tres años y tres días, y que si durante este plazo consigue hacerse rico, ningún obstáculo se opondrá á su deseado enlace con ella.