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No te rías, Lucía; pero es la verdad. ¿ has leído unos versos de Longfellow que se llaman «Excelsior»? Un joven, en una tempestad de nieve, sube por un puerto pobre, montaña arriba, con una bandera en la mano que dice: «Excelsior». No te sonrías: yo que sabes latín: «¡Más alto!». Un anciano le dice que no vaya adelante, que el torrente ruge abajo y la tempestad ¡se viene encima: «¡Más alto!». Una joven linda, ¡no tan linda como !, le dice: «Descansa la cabeza fatigada en mi seno». Y al joven se le humedecen los ojos azules, pero aparta de a la enamorada y le dice: «¡Más alto!».

De pronto, como revelación de una recaída hacia un misticismo más doloroso o más elevado, había escrito seguramente por una coincidencia fortuita con el poeta Longfelow Excelsior, Excelsior, Excelsior, repetido entre una porción de signos de admiración.

Hijo de españoles; su padre comandante de nuestro Ejército. Dirige en Manila el hebdomadario ilustrado "Excelsior". No importa que la vida traidoramente hiera nuestras huérfanas almas con su terso puñal mientras haya en el mundo rosas de primavera y brille en los espacios el sol de un ideal.

Y del concierto de su civilización, del acordado movimiento de su cultura, surge una dominante nota de optimismo, de confianza, de fe, que dilata los corazones impulsándolos al porvenir bajo la sugestión de una esperanza terca y arrogante; la nota del Excelsior y el Salmo de la vida con que sus poetas han señalado el infalible bálsamo contra toda amargura en la filosofía del esfuerzo y de la acción.

La Belleza opulenta en encantos y ricos vestidos, persuasiva en el hablar y española en el acento. En vano repitió la invitación del Excelsior. El hijo de las sierras rechazó a la Belleza con gallardía, no sin mitigar el desaire con una sonrisa y su última moneda de oro. Volvió a montar después, y emprendió su camino por la triste calle abajo, y luego por la llanura siempre lúgubre.

Todo en América ha de ser más alto y más grande que en Europa. ¿No está, por consiguiente, en contradicción con este empeño de superioridad; con el Excelsior, tan hermosamente cantado por un poeta yankee y tomado como lema y santo y seña de su nación, el querer intimidar con amenazas y fieros á una nación que se cree débil, para fomentar la rebelión de gente á quien no es posible que se estime y para atropellar legítimos derechos?