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Quando se para porque no conoce ni distingue bien su objeto en todas sus circunstancias, este acto se llama suspension de juicio: quando contempla sus objetos, deteniéndose en exâminarlos, atencion: quando juzga sobre ellos si son exâctos, ordenados, verdaderos, &c. reflexîon: si despues de reflexîonados se asegura de sus propias determinaciones, se llama conciencia.

Al cabo de algunos días tuvo la fortuna de descubrir a un impresor arruinado hacía algunos años, cuyos tórculos rotos y enmohecidos no había querido comprar nadie y yacían cubiertos de polvo en un obscuro sótano. Cuando don Rosendo fué a examinarlos en compañía de su dueño, no pudo menos de sentir respetuosa emoción.

Me acerqué a examinarlos y, aunque disto de ser inteligente en pintura, me parecieron horrendos mamarrachos. Por una de las puertas vi salir a Villa, y me acerqué a él. ¿Al fin pudo usted llegar a la cocina? le pregunté riendo. Al fin. Nada más que un achuchón rápido ahí en el pasillo, ¿sabe usted? Aproveché el momento en que Pepita hablaba con ustedes. Estuve largo rato con Joaquinita.

Yo trabajaré si es preciso. Pero también a él le aguardaba otra sorpresa por boca de su cuñado, hombre de orden que hacía algún tiempo deseaba rendirle cuentas. Varias hipotecas pesaban sobre sus bienes desde la época en que Fernando llevaba una vida alegre, y a esto había que añadir las fuertes cantidades que adeudaba a la familia. Los viajes con Teri habían devorado mucho dinero. Ojeda quedó perplejo, como si despertase ante el montón de papeles que le presentaba el ingeniero, y lo repelió con gesto de gran señor. Nada adelantaba con examinarlos; lo que decía su cuñado debía ser cierto. El pobre hombre se excusó con humildad. Había tardado en hablar, por miedo a que Fernando se disgustase; él estaba dispuesto a todos los sacrificios; pero tenía dos hijos, Lola andaba en trámites para darle el tercero, y temía sus protestas de mujer ordenada y económica que no quiere dejarse arruinar por un hermano. El ingeniero tenía un proyecto... ¿Por qué no se casaba con una mujer rica? ¡Con su figura y su nombre! ¡Un Ojeda!...

A las cinco de la mañana del dia 11 se veia ya el lamentable espectáculo de muchos muertos, tendidos por las calles, desnudos y tan despedazados, que era preciso examinarlos con gran proligidad para conocerlos.

Lo que sucede es que, estando a los pies del confesor, se acusan de lo que primero les ocurre, sin examinar si lo han cometido o no; de lo que resulta que, si el confesor se detiene en examinarlos, les encuentra en mil inconsecuencias imposibles de desatar, lo que atribuyen a malicia, y no lo es, siendo sólo la causa de ello su mucha ignorancia y la ninguna disposición con que llegan.

Al morir, Escobar dejó gran caudal de escritos, la mayor parte notas y esbozos. Tuve la suerte de verlos y examinarlos, antes que Serapio los arrojase al cajón de la basura. Algunos de los pensamientos, expresados en forma escueta, me sorprendieron y llenaron de perplejidad.

Este consistía, como ya sabemos, en acciones de una fábrica de pólvora y en títulos de la Deuda. Unos y otros documentos guardábalos su madre en un cofrecito de hierro dentro de su armario. Cuando murió, el pariente de los chicos a quien correspondía la tutela vino a examinarlos y tomó nota de ellos.

Volvió a examinarlos con un poco de recelo y cambió de conversación. Al cabo de un rato, deteniéndose, les propuso desviarse de la vereda y tomar un atajo a campo traviesa. Nuestros antropólogos aceptaron sin vacilar, porque estaban ya bastante rendidos.

Me creía en situación de afrontar la ira y el poder del Duque y de retener a la fuerza la corona, no por ambición, sino porque el Rey de Ruritania era el esposo destinado a la princesa Flavia. ¡Sarto, Tarlein! ¿Qué me importaban? ¿Qué significan los obstáculos, ni cómo examinarlos y medirlos a sangre fría cuando la pasión ciega domina al hombre por completo?