United States or Pitcairn Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y era que los enamorados ocultaban su amor como un pecado entre la umbría protectora, ingenuas obreritas un poco sentimentales, pomposas matronas que enloquecen con su gracia picante y su intensidad crepuscular que ponen tanto fuego en la aventura, porque temen que aquélla puede ser su despedida al amor , princesas de la Casualidad, juntamente con sus varios cortejos, ponían una nota encantadora en parajes como éste. ¡Los cafés solitarios y galantes!

Por la ancha ventana que iluminaba la habitación se distinguían a lo lejos, oscureciendo con sus enormes sombras la incierta luz crepuscular, los picos de la vecina sierra envueltos entre vapores débilmente violados y azules. En primer término, las tapias llenas de carteles de colores y las vallas de la estación dibujaban con líneas de intenso negro sus contornos.

Luego ruido de pasos, voces ahogadas de saludo, chocar de sillas, chirrido de bancos, arrastre de pies, y la puerta quedó obstruida por las gentes que intentaban salir todas a un tiempo. Comenzaron a desfilar los fieles, saludándose como si se vieran por primera vez al encontrarse en pleno sol, fuera de la luz crepuscular del templo. ¡Bon dia!... ¡Bon dia!...

Aquella diadema de sombra daba a su rostro matices de poesía crepuscular, como si todo él estuviese formado con tintas y rasgos tomados de la melancolía y sosiego de la tarde. Sus ojos eran pardos y de un mirar cariñoso con somnolencias de siesta o fiebre de insomnio, según los casos; un mirar que lo expresaba todo, ya la generosidad, ya el entusiasmo y siempre la nobleza.

Ocupaban en ese momento la cima de la loma, como esa mañana. Sobre el cielo pálido y frío, sus siluetas se destacaban en negro, en mansa y cabizbaja pareja, el malacara delante, el alazán detrás. La atmósfera, ofuscada durante el día por la excesiva luz del sol, adquiría a esa hora crepuscular una transparencia casi fúnebre.

Voces largas y jubilosas resonaban a cada instante sobre las colinas. Ramiro dejose invadir por aquella languidez, por aquella holganza crepuscular que desunce los bueyes y refresca en cada cabaña la frente y el pecho de los labriegos.

Vamos muy bien, vamos muy bien, y llegaremos si seguimos despacio. La luz crepuscular con la cual nuestro querido Thiers había tenido el gusto inmenso de probar el restablecimiento de sus funciones ópticas, se desvanecía lentamente.

Entretanto el caserío tomaba, con la hora, desolada blancura de huesos en el yermo, y toda la ciudad, mirada a distancia, a través de la vibradora penumbra, parecía una ciudad de otro mundo, una ciudad fuera de la vida y del tiempo, mística y anhelosa como los salmos. En la parte más elevada, sobresalía el Alcázar bañado en melancólico reflejo crepuscular.

Perdida así la gallardía del andar, los cuarenta y pico se asomaban implacables a todas las líneas del rostro: la triste raya de tinta de los bigotes resaltaba sobre la marchita tez; el párpado caído, hundidas las sienes y desaliñado el cabello, parecía el ex buen mozo una de esas desmanteladas torres, bellas a la luz crepuscular, pero que a mediodía todas se vuelven grietas, ortigas, zarzales y lagartos.

Martín Cortés lo describe con la minuciosidad que los otros instrumentos, y desde luego se advierte que en el astrolabio náutico se suprimieron por falta de aplicación, las doce casas celestes, la línea crepuscular, los doce vientos, la red aránea con todo aquel complicado mecanismo de que se servían los astrónomos en los observatorios.