United States or Kiribati ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ninguno cautivaron sano de trecientos que quedaron vivos, señal cierta y clara de su esfuerzo y valor, y de lo bien que se habían defendido y guardado sus plazas. Rindióse a partido un pequeño fuerte o torre que estaba en mitad del estaño, a cargo de don Juan Zanoguera, caballero valenciano y famoso soldado.

Todo lo miraba Sancho Panza, y todo lo contemplaba, y de todo se aficionaba: primero le cautivaron y rindieron el deseo las ollas, de quién él tomara de bonísima gana un mediano puchero; luego le aficionaron la voluntad los zaques; y, últimamente, las frutas de sartén, si es que se podían llamar sartenes las tan orondas calderas; y así, sin poderlo sufrir ni ser en su mano hacer otra cosa, se llegó a uno de los solícitos cocineros, y, con corteses y hambrientas razones, le rogó le dejase mojar un mendrugo de pan en una de aquellas ollas.

Cautivaron a don Pedro Puertocarrero, general de la Goleta, el cual hizo cuanto fue posible por defender su fuerza; y sintió tanto el haberla perdido que de pesar murió en el camino de Constantinopla, donde le llevaban cautivo. Cautivaron ansimesmo al general del fuerte, que se llamaba Gabrio Cervellón, caballero milanés, grande ingeniero y valentísimo soldado.

Hubo un delirio de palmas en la plaza; su figura esbelta y la singular corrección y delicadeza de sus facciones, cautivaron al público; las mujeres le clavaban codiciosamente los gemelos; se paseó triunfante en torno de la plaza recibiendo sonriente el aplauso de los tendidos.

Del propio modo puede V.S. prevenir al comisionado, que en atencion á haber declarado Domingo Monte-Alegre, natural de Chiloé, que el cacique Tanarailla, distante tres leguas del fuerte de Rio Bueno, le comunicó que un chilate se hallaba cautivo abajo de Osorno en los Juncos, en un parage nombrado Poyigué, que este sabe donde están los españoles, y que el cacique le ofreció lo llevaria, quisiese, á que hablase con él, á cuya propuesta asintió, pero que no lo ha vuelto á ver; proponga al mismo Monte-Alegre si se allana á reconvenir al cacique, para que lo lleve á hablar con su paisano, procurando se verifique la entrada de este español, si es que no se encuentra en ello riesgo de su vida, pues si es cierta la relacion del cacique, no hay duda que el cautivo, no solo dará razon del sitio en que existen los españoles y extrangeros, sino tambien del camino de Chiloé, y si le cautivaron los mismos indios Juncos, ó los de otras naciones mas avanzadas á aquella provincia, como de lo demas que tenga visto ó sabido, con motivo de haber vivido entre aquellos bárbaros.

Los demas llegaron á la lengua del agua, dice Nicephoro que los Genoveses mataron muchos de ellos, y muchos cautivaron, pero Montaner añade, que esto fué debaxo de palabra que los pasarian á la Natolia sin hacerles daño, y que quando los tuvieron dentro en sus galeras, les echaron en cadena, y mataron.

La ilustre cuna de la dama, su fama de virtuosa y su intenso amor de viuda con deseos atrasados, le cautivaron en tal grado, que también esta vez imaginó hallarse en vías de sincero apasionamiento. Pronto se convenció de que su entusiasmo era mero resultado del contraste que formaban los picantes atractivos de la chalequera con el exquisito libertinaje de la gran señora.

La primera es, que el autor, despues de referir al Rey su historia, asegurando que los Peguenches lo cautivaron en la campaña de Buenos Aires, yendo á una vaqueria con un D. Francisco Ladron de Guevara, á quien y á su comitiva mataron dichos indios, añade, que el haber salido de entre ellos, estimulado de su conciencia para morir entre cristianos, y restituirse á su patria, dejando las delicias del cacicazgo, fué tambien para informar de dicha ciudad al Rey Nuestro Señor, lastimándose mucho de la poca diligencia que para su descubrimiento hicieron en los tiempos pasados los Ministros, á quienes los Reyes, sus antecesores, le habian encargado.

No obstante este ha sido el mayor daño que han hecho hasta el año de 1767, en que habiendo sido insultados, renovaron la guerra y cautivaron mucha gente, de forma que de las escuadras españolas que los persiguieron, solo dos se escaparon: siguiéndolos luego y alcanzándolos largamente con un cuerpo mayor de tropas, su coronel Catani: pero les pareció mas conveniente no molestarlos, temiendo les sucediese lo que á sus compañeros.

Los únicos viajes que nunca me cautivaron fueron los del atildado alumno del insoportable Mentor, y todavía confieso á V. que no he podido reconciliarme con el célebre y para empalagoso libro del Sr. Fenelon. Pero vinieron los años y con ellos los trabajos; comencé á vagar y disipáronse naturalmente mis ilusiones de viajero.