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Su origen obscuro le trajo á la memoria á numerosos guerreros de Napoleón de nombre célebre y peor origen. Algunos llegaron á ser reyes, mientras que estos pobres capitanes, una vez terminada la guerra, tendrían que volver, cargados de gloria, á sus antiguas ocupaciones, batallando diariamente por la conquista del pan.

¡Cosa extraña y, sin embargo, harto común en caracteres como el de Jacobo! Cuatro horas llevaba este batallando consigo mismo sin osar decidirse, y de repente, en un momento, con cuatro palabras tan sólo, quemó sus naves y decidió su suerte. Llévate los tres, si quieres dijo encogiéndose de hombros.

Algo saqué en limpio, sin embargo, y de mi gusto, de la ingrata tarea, y fue el conocer, a mi vez, algunos antecedentes de la vida y milagros de mi respetable huésped; entre otros, que después de terminada su carrera de abogado, había sido, durante algunos años, periodista en Madrid a la manera de entonces, tan diferente de la de ahora, discutiendo y exponiendo mucho y batallando poco; gallardías de torneo más que guerra implacable de pasiones; y que había vivido largo tiempo en varias provincias de España, unas veces por gusto y otras desempeñando, cargos públicos importantes.

Tan opuestas pasiones, batallando dentro de su nerviosa y débil constitución, le hicieron romper en risa sardónica. Después se asustó de mismo; se creyó peor de lo que era, tuvo miedo del diablo; tuvo vergüenza de que Dios, que todo lo ve, viese la sucia fealdad de su conciencia, y se compungió y amilanó.

Los tiempos eran de sacrificio. ¿No se arrancaban los hombres de todas las comodidades de una existencia sensual para seguir la ruda carrera del soldado?... Ella sería un soldado con faldas, mirando de frente el dolor, batallando con él, hundiendo sus manos en la putrefacción de la materia descompuesta, penetrando como una sonrisa de luz en los lugares donde gemían los soldados esperando la llegada de la muerte.

En la cara de la Pimentosa parecían fluctuar batallando la cólera y el respeto, y con turbada lengua se disculpó así: Bueno, ya lo .... ¡Caramba, qué trompeta de Padre!.. No soy sorda.... Yo bien que Su Reverencia habla con razón. Pero yo me voy a separar de Tablas, yo reniego de Tablas, que es un holgazán, que me está comiendo lo que gano y lo que heredé de mi difunto.

Tambien cayó su cabeza, Mas al descender marchita Tembló la turba precita, Y despavorida huyó: Los esclavos van cobardes Cruzando por los desiertos, Y los libres quedan muertos Sobre el campo del honor. Gloria y honor y laureles Al que muere batallando, Y que sus ojos cerrando Aun exclama: Libertad!

Conocía su pasado: su juventud, transcurrida en los bajos fondos del periodismo de Madrid, batallando contra todo lo existente, sin conquistar un mendrugo de pan para la vejez, hasta que, cansado de la lucha, acosado por el hambre, y bajo el pesimismo del fracaso y la miseria, se había refugiado en el escritorio de Dupont para redactar los anuncios originales y los pomposos catálogos que popularizaban los productos de la casa.

Un viejo de guedejas blancas cruza la iglesia agitando alunas llaves en manojo. Vámonos, cordera, que ya San Pedro anda tocando los fierros. Vámonos.... ¿No le acordó una resolución la Santísima Virgen? No. ¿Sigue batallando con sus dudas? ¡Ay, Jesús! Salen de la iglesia. En el cancel esperan las viudas de los náufragos para tratar del entierro con el señor abad.

«Muere salvajerugen los bandidos, Y él les contesta: «Moriré peleando; «Si no triunfé en el campo batallando, «Con mi muerte, de todos triunfaré.» Y á Dios encomendando su alma fuerte Traba con todos vigorosa lucha, Y circundando, con tezon relucha, Repitiendo: «Peleando moriré