United States or Belarus ? Vote for the TOP Country of the Week !


La indivudua eran el amor de Juan Pablo, una tal Refugio, personaje de historia, aunque no histórico, de cara graciosa y picante, con un diente de menos en la encía superior. Feijoo no la había visto nunca, ni el filósofo de café acostumbraba a presentarse en público en compañía de aquella Aspasia, por cuya razón quedose Rubín un tanto cortado al ver a su amigo.

Entonces, prelados astutos, con experiencia católica, me dieron un consejo admirable: captarme con presentes, flores, brocados y joyas, como si fuese a alcanzar los favores de Aspasia; y a la manera de un ventrudo banquero que obtiene las complacencias de una bailarina regalándola una quinta entre árboles, yo, por una sugestión sacerdotal, tenté conseguir la benevolencia de la Madre de los hombres, levantándole una catedral toda de mármol blanco.

Uno de los amigotes que le acompañaban en sus francachelas nocturnas me reveló el secreto. Lo que sufre el general son unos celos que le tienen loco, lo mismo que un dolor de muelas. Ahora, Olga del Monte adora al ingeniero. Esta Olga del Monte era la Aspasia de la revolución mejicana.

No hizo tanto Aspasia, prendada de Alcibíades. Don Quintín se anegaba en un mar de impurezas: sus amorosos aspavientos sólo eran comparables a las convulsiones de una rana sometida a una corriente eléctrica.

Su reserva, su exterior modesto y su andar pausado eran un papel aprendido y bien desempeñado para embaucar al pueblo de Atenas, á ese Demos bobalicón que pinta Aristófanes en los Caballeros, como un viejo irascible y sordo que se deja conducir por los charlatanes... ¡Frugalidad!... ¡desprecio de los placeres!... ¡Que se lo pregunten á la milesiana Aspasia!... Pericles fué un corruptor en todos los órdenes, un tirano que saqueó indignamente á los aliados para recrear á los atenienses y tenerlos propicios... Ya ... ¡ya ! añadió con voz sorda y temblorosa que se ha dicho por ahí que yo era partidario de los peloponesos... ¡Es una vil calumnia!

El pobre Perícles, que imaginaba tal vez erradamente que las bellas artes servían para deleitar, serenar y levantar el espíritu, sólo consigue con esta flamante arte bella que se le levante y revuelva el estómago, y le fuerce a hacer una libación en honor de Esculapio con el vino de Chipre que bebió en su última cena al lado de su bella Aspasia, que ha conservado en el sepulcro, durante veintitantos siglos, y que le ha hecho soñar allí mil divinos primores.

Yo que os extenuais de emociones supremas cuando en vuestras corolas deposita sus gemmas el bienhechor rocío, entre la noche tibia. Fuísteis como diademas en las frentes de Lais, de Salomé, de Aspasia, de las cocottes de Europa y bayaderas de Asia y de las Margaritas que enfloraron América.

Hasta una cajilla de fósforos de a perro chico le derribaría al suelo, atolondrado de pasmo y de sorpresa; pero de seguro que no hallaría entre todas las heteras de París una más discreta, distinguida y guapa que Aspasia, y la Magdalena le parecería una triste parodia del Partenón, y la torre Eiffel un feo y monstruoso engendro.

Las mujeres van a comprarse dijes, afeites y mudas, a vestirse con Worth y a aprender a saludar, a andar y moverse con suprema distinción y según el último estilo; los seres humanos de ambos sexos, que presumen de discreción, van allí a adquirir desenfado y soltura fina y a ejercitarse en lo que llaman la causerie, o dígase en cierto linaje de amenísima y sutilísima charla, que, según afirman los franceses, y casi todos los que no son franceses creen, sólo en Francia y en francés es posible; y los jóvenes, por último, que sienten arder en su cabeza, ora el volcán de la inspiración poética o artística, ora el fuego sagrado y creador de las especulaciones filosóficas o de las ciencias experimentales, van a París a iniciarse en ellas, a inspirarse, a saturarse bien de civilización, ya frecuentando la Sorbona, ya asistiendo a los teatros, ya paseándose por los boulevards, ya conversando con las heteras, como Sócrates, Alcibíades y Pericles conversaban con Aspasia.

Se ha refugiado en una miserable casa de huéspedes donde no hay más que toreros de invierno, jugadores y gente perdida... Le visitaste hace cuatro días; has ido después varias veces... Lo por el ama de la casa, que es una Aspasia jubilada, y tiene relaciones con uno de mis más desgraciados enfermos. Reflexiona lo que haces, mira bien qué pasos das y entre qué gente vas a meterte.