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Casi siempre una prima adora a su primito... tarareó entre dos bocanadas de humo. Su intimidad se había desarrollado particularmente en aquella expedición, en la que absorvido por un pensamiento único, Raúl no estaba dispuesto a coquetear según su costumbre y se limitaba a la sociedad de su hermana. Con ella podía hablar libremente de Liette, y no dejaba de hacerlo.

Y en el cielo suceden las cosas lo mismo que en la tierra; como que son los hombres los que inventan los dioses a su semejanza, y cada pueblo imagina un cielo diferente, con divinidades que viven y piensan lo mismo que el pueblo que las ha creado y las adora en los templos: porque el hombre se ve pequeño ante la naturaleza que lo crea y lo mata, y siente la necesidad de creer en algo poderoso, y de rogarle, para que lo trate bien en el mundo, y para que no le quite la vida.

¡Vamos! veo, señor dijo con una singular expresión de ironía, que ama usted lo bello, lo que habla á la imaginación y al alma, la naturaleza, la verdura, los matorrales, las piedras y las bellas artes. Se entenderá usted maravillosamente con la señorita Helouin, que adora igualmente todas esas cosas, las que para no tienen mérito alguno.

8 Y otro ángel le siguió, diciendo: Ya es caída, ya es caída Babilonia, aquella gran ciudad, porque ella ha dado a beber a todos los gentiles del vino de la ira de su fornicación. 9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y toma la marca en su frente, o en su mano,

Allá en Madrid no se ama, de seguro, como aquí: estamos solicitados por tantos deseos a la vez, que el corazón no puede recogerse y vivir en la contemplación feliz del ser que se adora. En aquel momento no se acordaba para nada de Lucía.

Haz por los hijos lo que en otros dias Hiciste por sus padres, cuando hendias Las esferas con ímpetu veloz, Para traer la centella salvadora Que de ese sol, que el universo adora, Brotó, y en tus pupilas puso Dios.

Don Diego adora a su hijo, y no se consuela de ver en él a un niño sin nombre y, lo que es peor, adulterino. La señora de Chermidy es una mujer capaz de remover las montañas para asegurar a su heredero el nombre y la fortuna de los Villanera. Pero la más digna de compasión es la pobre viuda.

»Mi padre me adora, usted lo sabe, y, a pesar del mal estado de sus negocios, se impondría los más duros sacrificios para asegurarme la dote y la renta prometidas... ¿No juzga usted que sería odioso que la vida de trabajo sobrellevada por mi padre no sirviera sino a mantener en el lujo y en los placeres a dos personas jóvenes y fuertes, mientras él debería continuar su dura labor, y condenarse a una existencia mediocre o incómoda?

«¡Y yo decía , yo que la adoraba como se adora a un ser ideal; que la honraba como se honra a la virtud; que la respetaba como debe respetarse a la mujer de un amigo!... ¡Y yo, que enteramente absorto en ella, me alejaba de la noble mujer, que fue mi primero, mi único amor!... ¡La casta, la pura madre de mis hijos! ¡Mi Leonor, que todo lo ha sobrellevado en silencio y sin quejarse

Adora la carrera militar, que es la de su padre: ¡pero esa guerra contra la Prusia devora tantos y tantos jóvenes! y además, la carrera de las armas es mortal de necesidad para la juventud inocente. Mi madre vuelve a la ciudad el 25 de diciembre de 1806. He aquí lo que se lee en su diario del 2 de enero de 1807: 2 de enero.