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Yo no creo en milagros, pero creo en Dios, que rara vez permite que sucumbamos por nuestras virtudes... Demos un plazo á la Providencia... que le pido un gran esfuerzo de valor, pero lo reclamo formalmente de su amistad. Si en un mes no recibe noticias mías, entonces partirá. 12 de octubre. Hace dos días que puedo salir de mi retiro y pasar al castillo.

A las siete de la mañana, si te conviene. ¿Sitio? El bosque de Bolonia. ¿Avenida? De la Muette. Está muy bien. Creo que tendremos bastante con un solo testigo para los dos, pues cuanto menos publicidad demos al lance, tanto menos padecerá la reputación de Antonia. Se trata de calumnias y... ¿Cómo calumnias? ¿Te atreves a sostener que yo he calumniado a Antoñita?

Habiendo fallecido este año un fervorosísimo Misionero en estas Reducciones, es razón que le demos aquí lugar á sus méritos, refiriendo brevemente sus virtudes y sus apostólicas fatigas en servicio de Dios y bien de las almas. Este fué el P. Joseph Tolú, que á los setenta y cinco años de su edad pasó de estos trabajos al eterno descanso en el pueblo de San Rafael, á 10 de Mayo de 1717.

Su frente es altiva, sus ojos de águila, su fuerza irresistible, su movimiento el del tapón de una botella de champaña. Pero para dar al gas una forma, no hay más medio que el de encerrarle en un continente que la tenga. Nada, pues, más natural que el que demos a esta especie el nombre de hombre-globo: sólo así podemos hacerle perceptible a nuestros sentidos.

Si usted no valiese ya mucho y si no prometiese más de lo que ya vale, no me mostraría yo severo. Demos por seguro que no hay bien, ventura, ni goce mayor que el de los amores; pero ¿todo bien, todo goce es para referido ó representado estéticamente por lo sublime? Esta es la cuestión. Este es el error del naturalismo; error que se ve más claro aún en las desventuras que en las venturas.

8 Y cuando los leprosos llegaron a las primeras estancias, entraron en una tienda, y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata, y oro, y vestido, y fueron, y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron, y escondieron. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey.

19 Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas, que le preguntasen: ¿, quién eres? 20 Y confesó, y no negó; confesó que no era el Cristo. 21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres Elías? Dijo: No soy. ¿Eres el profeta? Y respondió: No. 22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? Para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

Y con esta tempestad resulta doblemente soberbia dijo el Capitán . Demos gracias a este fenómeno, que nos ha hecho descubrir a tiempo la costa australiana. Lu-Hang, disponte a arriar la vela. ¿Esperáis encontrar un refugio en la costa, señor Van-Stael? le preguntó el piloto. Lo espero; pero no estoy seguro. No adónde nos ha traído el temporal. Fuera del golfo, de seguro que no.

Al verlo me sentí de nuevo avergonzado y culpable. ¡Hola! Dije, procurando demostrar completa tranquilidad. ¡Cuánto gusto de verte! ¿Quieres que demos un paseo por las márgenes del río, antes de que llegue la noche? Rafael, exclamó, sin hacer caso de mi pregunta. ¿Te acuerdas del papagayo de Huichilobos que viste ayer? , dije casi como un reto. ¿Se descubrió ya el autor del atentado?

El gran ladrón se hace moza para que le demos nuestra sangre encendida de lujuria, y luego, dejándonos dormidos, vuela por los aires....Con la misma apariencia del marido se presenta a la mujer y se acuesta con ella. ¡Cata la trampa, porque entonces tiene la calor del hombre la flor de su sangre y puede empreñar!