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Aún permanecía Perucho en el agua, asaz asombrado; la señorita le asió de los hombros, del pelo, de todas partes, y empujándole cruelmente, desnudo como estaba, le persiguió por el salón hasta expulsarle a empellones. ¡Largo de aquí! decía más pálida que nunca y con los ojos llameantes . ¡Que no te vea yo entrar!... Como vuelvas te azoto, ¿entiendes?, ¡te azoto!

Mas, repentinamente, se iluminó; sus ojos brillaron; todo su rostro, que era asaz insignificante, se transfiguró adquiriendo cierto encanto indefinible. Era que Pepe Castro se acercaba a saludarla. ¡Preciosa, preciosa! dijo el adonis en tono distraído, inclinándose con afectación. La niña se puso fuertemente colorada. ¿Quiere usted bailar el primer vals conmigo?

Y por lo que toca a su negra que dicen honra, tomaba una paja de las que aun asaz no había en casa, y salía a la puerta escarbando los dientes que nada entre tenían, quejándose todavía de aquel mal solar diciendo: "Malo está de ver, que la desdicha desta vivienda lo hace. Como ves, es lóbrega, triste, obscura. Mientras aquí estuviéremos, hemos de padecer.

Oiga usté, sió pendón respondió un caldista, asaz mugriento y desengañado , ¿piensa usté que, aunque pobres, vivimos aquí de estafar a inocentes, como hace algún señorón que yo me ? ¡Al orden, señores! gritó el presidente deseando torcer el sesgo peligroso que tomaba el debate.

Sin embargo, como era asaz rudo en sus modales, no escatimaba a los autores noveles que se confiaban en él y le leían sus producciones, las censuras fuertes y hasta los insultos: «Toda esa relación es puro fárrago; eche V. tinta sobre ella.

Su boca, abierta para respirar ansiosamente, dejaba ver la limpia y firme dentadura, la rosada sombra del paladar y de la lengua; su impaciente y rebelde cabello se salía a mechones de la gorra, como revelación traidora del sexo a que pertenecía el lindo grumete, si ya la suave comba del alto seno y las fugitivas curvas del elegante torso no lo denunciasen asaz.

Y por lo que toca a su negra, que dicen honra, tomaba una paja, de las que aun asaz no había en casa, y salía a la puerta escarbando los dientes, que nada entre tenían, quejándose todavía de aquel mal solar, diciendo: "Malo está de ver, que la desdicha desta vivienda lo hace. Como ves, es lóbrega, triste, oscura. Mientras aquí estuviéremos, hemos de padecer.

-Todo lo confieso, juzgo y siento como vos lo creéis, juzgáis y sentís -respondió el derrengado caballero-. Dejadme levantar, os ruego, si es que lo permite el golpe de mi caída, que asaz maltrecho me tiene.

Tuvo, pues, que salir al romper el alba, dando diente con diente, caballero en la mansa pollinita, y siendo blanco de las bromas de los cazadores, porque iba vestido de modo asaz impropio para la ocasión, sin zamarra, ni polainas de cuero, ni sombrerazo, ni armas ofensivas o defensivas de ninguna especie.

mismo eras el mostrenco más zafio que he conocido en toda mi vida, pero en la semana que llevas conmigo has hecho ya dos ó tres juegos de palabras muy pasables y esta mañana un comentario asaz agudo, que yo no tendría inconveniente en aceptar por mío. Como lo harás á la primera oportunidad, socarrón, para pavonearte con plumas ajenas. Pero decidme, amigo, ¿sois estudiante?