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No es rico para pagar unos convites con otros, ni es zafio tampoco para pagarlos de otra manera sin el menor disimulo; pero, quizás sin pensarlo, paga los obsequios que recibe y no hay quien le tilde de pique-assiette o de parásito. Los cumpleaños, las bodas y otras festividades le ofrecen ocasión, que él aprovecha, de pagar cumplidamente cuantos obsequios recibe.

Reía con amarga ironía de su propia audacia; comprendía el acento burlón de Leonora, la energía con que había repelido todos sus atrevimientos de zafio que intenta poseer una gran dama por la fuerza. Pero a pesar del desprecio que a mismo se inspiraba, faltábanle fuerzas para retirarse.

Nada de patriarcas de la aldea, ni de pastoras resabidas y sentimentales, ni de discretos y canoros zagales. Cada uno habla como quien es, y el zafio como zafio se expresa.

Y sepa que, aunque zafio y villano, todavía se me alcanza algo desto que llaman buen gobierno; así que, no se arrepienta de haber tomado mi consejo, sino suba en Rocinante, si puede, o si no yo le ayudaré, y sígame, que el caletre me dice que hemos menester ahora más los pies que las manos.

D. Pedro no salía jamás a la calle sin ir acompañado de un su criado o mayordomo, hombre zafio, que vestía el traje del labriego del país, esto es, calzón corto con medias de lana, chaqueta de bayeta verde y ancho sombrero calañés.

Pero en esta, si es cierto que por inaccesibles las cordilleras por aquellos parages, no puedo atinar con ellos, porque no los ha de sacar de su vasta comprension, ciencias y literatura, si no es en el de un desengaño físico, del que puede dar razon, y estar instruido el rústico mas zafio. Es cierto que las cordilleras son inaccesibles por muchos parages.

De que Mercurio y Argos tengan el carácter heroico y grandioso que su naturaleza sobrehumana y poética debiera infundirles, no se ha cuidado el artista en lo más mínimo: antes al contrario, parece que ha puesto empeño en rebajarles, no sólo a la condición de simples mortales, sino de hombres bajos y ordinarios; el guardián del vellocino de oro, tiene trazas y se ha dormido en postura propia del más zafio lugareño; el mensajero de los dioses viene a robarle sin gallardía, como un rateruelo vulgar.

Hasta ahora todas mis cosas han tomado raro giro: me han condenado á una multa por haber visto pasar una perra; ha estado en poco que me empalaran por un grifo; he sido condenado á muerte por haber compuesto unos versos en alabanza del rey; me he huido á uña de caballo de la horca, porque gastaba la reyna cintas amarillas; y ahora soy esclavo contigo, porque un zafio ha aporreado á su dama.

¿Y Plumitas? ¿Se acuerda usté de aquel pobre?... Le mataron. No si lo sabrá usté. También se acordaba doña Sol vagamente de esto. Lo había leído tal vez en los periódicos de París, que hablaron mucho del bandido, como un tipo interesante de la España pintoresca. Un pobre hombre dijo doña Sol con indiferencia . Apenas me acuerdo de él como de un campesino zafio y sin interés.

Acaso el tomo cayera en manos de un hombre zafio y rudo. ¡Vaya usted a saber si un escribano, un comerciante, un militarote, tendrán sensibilidad para apreciar la candorosa impaciencia de Cloe en Las Pastorales, de Longo, o la exquisita voluptuosidad que hace palpitar el corazón de la Sulamita en el divino Cantar de los Cantares!