United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


Otra, la 14, parte II, A un gentil hombre veneciano, expresa: «Suplico á V. Sria. se esfuerce a estar bueno para mañana, que le iré a tomar en el coche, y pues V. Sria. me ha hecho alcahuete de su negocio, sufra que lo sea del gusto de nuestro amigo, que debe querer regalarnos en su casa, adonde entiendo que concurren algunas damas á lo mismo; a lo menos nos llevaremos la recreacion de la vista y sacaremos la boca dulce de las salutaciones desta tierra, que si en Italia y en España saludan con, beso las manos, de palabra, acá con beso la boca, de obra; y V. Sria. sentirá qui vir sies, y yo quizá me menearé en el sepulcro deste ruin pellejo, donde vivo sepultado, y por ruin que es, y la fortuna mia, no queria salir dél tan presto.

¡¡El chino Quiroga!! El alcahuete de los... ¡Cállate, hombre! Al fin, prosiguió Makaraig, iban á encarpetar el espediente y dejarlo dormir por meses y meses cuando el P. Irene se acordó de la Comision Superior de Instruccion Primaria y propuso, puesto que se trataba de la enseñanza de la lengua castellana, que el espediente pasara por aquel cuerpo para que dictaminasen sobre él...

Carola, rabiosa y despechada, pero disimulando el enojo, preguntó: ¿De modo que el viejo es un lacayón alcahuete, cochino? No digo tanto; pero me malicio que hacen de él repoquísimo caso; vamos, es un criado antiguo de esos que hay en las casas grandes. Carola sabía cuanto deseaba. Todo quedó explicado.

-A no haberle añadido esas puntas y collar -dijo don Quijote-, por solamente el alcahuete limpio, no merecía él ir a bogar en las galeras, sino a mandallas y a ser general dellas; porque no es así comoquiera el oficio de alcahuete, que es oficio de discretos y necesarísimo en la república bien ordenada, y que no le debía ejercer sino gente muy bien nacida; y aun había de haber veedor y examinador de los tales, como le hay de los demás oficios, con número deputado y conocido, como corredores de lonja; y desta manera se escusarían muchos males que se causan por andar este oficio y ejercicio entre gente idiota y de poco entendimiento, como son mujercillas de poco más a menos, pajecillos y truhanes de pocos años y de poca experiencia, que, a la más necesaria ocasión y cuando es menester dar una traza que importe, se les yelan las migas entre la boca y la mano y no saben cuál es su mano derecha.

Sólo digo ahora que la pena que me ha causado ver estas blancas canas y este rostro venerable en tanta fatiga, por alcahuete, me la ha quitado el adjunto de ser hechicero; aunque bien que no hay hechizos en el mundo que puedan mover y forzar la voluntad, como algunos simples piensan; que es libre nuestro albedrío, y no hay yerba ni encanto que le fuerce.

Y Homero terminaba su excursión revolucionaria cerrando para siempre el Teatro Real. ¡Viva la música! ¡Abajo la ópera! Los aristócratas que conversasen libremente en sus salones, sin el runrún enojoso de la orquesta; que lucieran sus joyas sin tomar el arte como alcahuete del lujo.

Este individuo con aire de alcahuete debía tener gran culpa en la inmovilidad del vapor: se lo avisaba el corazón. Por no irse á las manos con él y porque no riese solapadamente al verle esperar horas y horas en el vestíbulo, se apostaba en la calle, espiando las entradas y salidas da Ferragut. Las tres veces que consiguió hablar con él obtuvo al mismo éxito.

Mas como no hay dicha completa en corazón humano, junto de este regocijo se alzó en su pecho un mal sentimiento, un odio terrible hacia don Juan, que había jugado con él como con un chiquillo. « iba gruñendo entre un diente y otro no, pues los tenía salteados ; he sido tapadera, Celestina macho, alcahuete sin saberlo... ¡Yo haciendo el buey con la mocosa de la chiquilla en el pasillo, y él encerrado con la otra... sabe Dios! ¡Ah, don Juan de los demonios, ya me las pagarás algún día! ¡Pensar que la trastuela no me dejó... ni una vez

Lo que suelen hacer algunas mujercillas simples y algunos embusteros bellacos es algunas misturas y venenos con que vuelven locos a los hombres, dando a entender que tienen fuerza para hacer querer bien, siendo, como digo, cosa imposible forzar la voluntad. -Así es -dijo el buen viejo-, y, en verdad, señor, que en lo de hechicero que no tuve culpa; en lo de alcahuete, no lo pude negar.

Respecto de la otra, bastará recordar el Enigma del guarda-infante, ó sea del alcahuete en la Academia burlesca del Buen Retiro. Esta mañana fuy a ver al mi S.^r El Condestable, no le pude hablar. Sup.^co a V. m. me lo haga de saber si al leuantar a la mañana será buen hora, porq. tengo vn pecadillo q. confessarle, que confessores ay del Coraçon, como del Alma.