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Y si despechada, al ver que contrarian el más profundo instinto de su existencia, huye de la casa que la vió nacer, y se pone en brazos de un hombre pérfido, como Luisa se puso en brazos del estudiante de Rodhese ¿la volverá su madre la honra y la dicha que ha perdido? ¡Madre insensata! ¿qué es lo que crees? ¿Crees que eres madre de tu hija, para sacrificarla á los caprichos de su madre y de su abuela? ¿Crees que tu hija ha de vivir con la vida especial de su abuela ó de su madre? ¿Crees que eres madre de tu hija, para encerrar en el canutero de tus agujas el sentimiento más grande y poderoso de la existencia, el encanto de todos los vivientes, el secreto de todas las familias, la lumbre que calienta todos los hogares, el ángel del mundo que arrulla el sueño, de todas las almas? ¿Crees que eres madre para poner ó para arrancar ese sentimiento del alma de tu hija, como quitas ó pones un garbanzo en tu olla, como clavas ó dejas de clavar tu aguja de coser en una costura? ¿Crees que el cielo te ha dado la dicha inmensa y el inmenso deber de ser madre, para disponer á tu antojo de la ventura de ese sér que criaste en tu seno, de quien has de dar cuenta á la familia, al mundo y á Dios? ¡No, madre indiscreta!

Por entre los árboles vi reunidos a Suárez y a Joaquinita, que nos miraban con sonrisa despechada y maligna. No hice caso; pero Gloria, que también acertó a divisarlos, se puso seria repentinamente y no tardó en bajarse. Volvimos a reunirnos al grupo mayor.

Hermana Balî la empujaba dulcemente; Julî resistía, pálida, con las facciones desencajadas. Su mirada decía que veía delante de á la muerte. ¡Bien, volvamos si no quieres! exclamó al fin despechada la buena mujer que no creía en ningun peligro real. El P. Camorra, apesar de toda su fama, no se atrevería delante de ella.

Tentó, por último, mejor fortuna en tercero, cuarto y quinto plato, pero siempre le aconteció lo propio; así tuvo con harta pena que resignarse a ayunar, y se salió despechada de la cocina.

Velázquez, luego que sació su cólera y orgullo con las afrentosas palabras que se ha dicho, siguió departiendo y jaraneando con sus amigos, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, no tardó en sentir una vaga inquietud, algo que podía ser remordimiento y podía ser también temor de las fatales consecuencias que la desesperación de su amante pudiera acarrear. Una mujer despechada es capaz de todo.

Si me amárais pronunciaríais ese ¿quién sabe? con menos amargura... ¿qué digo con menos?... lo pronunciaríais con el alma, que asomaría á vuestro acento y á vuestro rostro por más que lo quisiérais ocultar. ¿Y qué no asoma? Despechada y amarga, que enamorada y contenta no. ¿Pero á qué esta disputa? ¿no queréis casaros conmigo? He querido y quiero... pero según os veo... me niego...

Carola, rabiosa y despechada, pero disimulando el enojo, preguntó: ¿De modo que el viejo es un lacayón alcahuete, cochino? No digo tanto; pero me malicio que hacen de él repoquísimo caso; vamos, es un criado antiguo de esos que hay en las casas grandes. Carola sabía cuanto deseaba. Todo quedó explicado.

Me figuro que cede a la inocente e inconsciente retórica de un alma romántica enamorada de los bellos períodos y de las frases cadenciosas, y esto me produce una especie de impaciencia despechada que me hace responder con frialdad y casi en tono burlesco. Si crees que la amo menos, te engañas. Su presencia me produce siempre la misma turbación deliciosa, y su belleza me encanta.

Vagos y finos perfumes embalsamaban el aire, penetraban en los sentidos y ablandaban el corazón, que parecía fundirse en el pecho con una sensación de desvanecerse y de evaporarse en el éter... Era aquello delicioso y hubiera yo querido que Luciana participase de mi encanto, pero seguía nerviosa y despechada.

El entusiasmo por la gloria de la casa les unía con tal familiaridad, que los enemigos murmuraban, creyendo que doña Bernarda, despechada por las infidelidades del cónyuge, se entregaba al lugarteniente. Y don Andrés que sonreía con desprecio cuando le acusaban de aprovechar la influencia del jefe en pequeños negocios, indignábase si la maledicencia se cebaba en su amistad con la señora.