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Debiendo tanto como debía, justo era que pagara algo de ello. »Volvió más tarde el médico, y se convenció por el estado de la enferma, que era el mismo de algunas horas atrás, de que su recomendada medicina no había producido milagros. » Pues ella los irá haciendo poco a poco. Entretanto, que den a la enferma, cada tres horas, una cucharada de esto que voy a disponer.

Ahora apóyese V. bien en y vamos a ver si hallamos un coche. ¿Pero dónde me lleva V.? A ningún sitio malo ¿tiene V. miedo? ¡Ah! no: el corazón me dice que es V. una persona caritativa. Vamos andando... a ver si llegamos pronto a casa para que V. se seque y tome algo caliente. Dios se lo pagará a V. caballero... la Virgen se lo pagará... Creí que iba a morirme en ese sitio.

Reyes y le frotó las orejas con ambas manos como para entrar en calor. Fingimiento inverosímil, pues estaba la atmósfera que ardía, según el otro. ¿Qué hay, perillán? ¿A qué viene usted aquí? ¿A robarme tiempo, eh? Pues me lo pagará usted en dinero, porque el tiempo es oro. Y se reía D. Benito, encantado con su propia gracia. Sr. García, quisiera hablar con usted dos palabras....

Sobre la grupa de su caballo veíase un saco que contenía, entre otras cosas, los cinco mil ducados que pagara por su rescate Don Diego de Álvarez. Inútil es decir que era el jinete nuestro jovial amigo Tristán de Horla, elevado recientemente á la dignidad de escudero de Sir Roger de Clinton, señor de Munster, á cuyo lado cabalgaba en aquel momento.

Pero, hijo replicó la fundadora , si usted es un pobre. ¿Qué necesidad tiene de ese gasto? Si no hubiera más remedio, muy santo y muy bueno. Pero no sea usted tonto y guarde su dinero, que bastante falta le hace. Esta obligación la pagará quien debe pagarla, y no digo más: al buen entendedor...

Y volviendosela le dixe: estando yo en Valladolid llevaron una carta á mi casa para , con un real de porte: recibióla y pagó el porte una sobrina mia, que nunca ella le pagára; pero dióme por disculpa, que muchas veces me havia oido decir que en tres cosas era bien gastado el dinero: en dar limosna, en pagar al buen medico, y en el porte de las cartas ora sean de amigos, ó de enemigos, que las de los amigos avisan, y de las de los enemigos se puede tomar algun indicio de sus pensamientos.

¡Ah! señor Máximo exclamó llorando si supiera usted lo que me mortifica... pues bien, me pagará después mi comida, si quiere, me pondrá el dinero en la mano, cuando lo tenga... pero puede usted estar seguro, que aun cuando me diese cien mil francos, no me proporcionaría usted tanto placer, como si lo viera aceptar mi pobre comida. Me haría usted una soberbia limosna.

Vaya si vale. ¡Dejar las comodidades de su casa para velar a la cabecera de una infeliz...! Pues lo que yo es que no lo hacen todas... Dios se lo pagará.

No creas que olvido lo que te debo: veinte mil francos del otro día, los trescientos mil de tu madre... Todo se pagará. Miguel expresó con una larga risa el asombro que le causaba esta promesa. Decididamente, la ganancia le había perturbado el cerebro. Un piano con teclas de brillantes para el otro; ahora centenares de miles de francos para él.

Pues mira, mamá, lo que hay que hablar es poco; pero no queda más medio que decidir algo. La botica se lleva un dineral; es necesario gastar menos en todo lo demás. Yo voy a hacer un trabajo para don Luis, que de fijo me pagará bien; pero con lo que esto produzca no hay que contar hasta el mes que viene. Bueno; lo primero es despedir a la chica: aunque no son más que treinta reales, algo es algo.