United States or Moldova ? Vote for the TOP Country of the Week !


Más breve: palabra-cuasi, cuasi-palabra. Empecemos por aquí. Mira al suelo perpendicularmente. A tus pies está la Francia. Un pueblo cuasi-libre la ocupa. En otro siglo hubiera hecho una revolución entera: en éste, y en su año 30, no ha podido hacer más que una cuasi revolución; en el trono un cuasi rey, que representa una cuasi legitimidad.

Mira, Germán, no empecemos, o... Y se levantó otra vez para echarle las manos al cuello. Reynoso cogió al vuelo aquellas lindas manecitas y trató de llevarlas a los labios. ¡No! ¡no! ¿Qué quiere decir no? No quiero que me beses... no quiero... Eres un gañán... Te pasas la vida haciendo burla de ... Y se defendía furiosamente.

Empecemos por la malaventurada inscripción que tantos afanes había costado al alcalde ilustrado, de oficio herrero, el cual solía decir que el hierro no era más duro que las cabezas de sus subordinados; inscripción que había causado además un tremendo batacazo al maestro de escuela y tres días de flatos a Rosa Mística; pero que, en compensación, había hecho pasmar de admiración a don Modesto Guerrero.

Era el señor Munster, que, llevándose una mano al casquete, suplicaba humildemente: Señora, acuérdese de su promesa... La aguardamos en el salón para nuestra partida de bridge. Usted sólo falta para que empecemos. Mrs. Power sonrió con una amabilidad feroz. «Luego iré.» Y Munster, comprendiendo lo enojoso de su presencia, se retiró discretamente antes de que la dama le volviese la espalda.

Pues bien: ¿Estás dispuesta a ponerte a mis órdenes, y a hacer ciegamente lo que yo te mande? , replicó ella con ansiedad doliente. Pues empecemos. Lo primero es cambiar de aires. ¿Me mandas al campo? No... Mejor dicho, , te mando a un valle urbano». Y llevándola al balcón, le mostró la casa de enfrente.

En lo de sentarme le dije, haciéndolo , le obedezco a usted desde luego; pero en lo de hablar... no tanto. ¡Esta es buena, trastajo! ¿Por qué, hombre? Porque quiero darle a usted la preferencia, como debo, en lo que mutuamente tenemos que decirnos, según parece. Vaya, vaya, déjate de cumplimientos, y empecemos por el caso tuyo, que para el mío siempre hay lugar.

Empecemos por la elección de tela. ¿Elige usted la muselina blanca con viso de foulard? Pues entonces no puede adoptarse la casaca. Sobrino me ha dicho que le devuelva el que me sobre. El gros glasé me lo pone a veinticuatro reales.

Bueno, bueno. Y también entiendo de limpiar metales, de componer algo de carpintería; hasta de cocina entiendo un poco... Ea, señora dijo restregándose las manos una con otra con tanta fuerza que a poco más saca lumbre , empecemos. Disponga usted la compra de mañana. Un duro. Es un despilfarro. Vengan catorce reales. Yo me entiendo; basta de mimos. Comerá usted lo que haya. Hay que traer carbón.

Y mientras don Alejandro Bermúdez daba otras dos vueltas en corto, él se pasó nuevamente el pañuelo por toda la cara, reluciente de sudor frío. El de Peleches, al regreso de su última vuelta, dijo al boticario: Empecemos, señor don Adrián, por declararle a usted, como le declaro, que soy tan amigo de usted como lo era antes, y que no le estimo menos de lo que le estimaba.

Suponed que no me llamo Quevedo. Eso no es posible. Suponed que soy un hombre de bien, que me encuentro con una pobre loca y que deseo curarla. Dudo que lo consigáis. Pero vamos al asunto; contestadme á lo que os he preguntado: decid lo que habéis pensado de en las tres distintas situaciones en que os he visto. Empecemos por lo del convento.