United States or Togo ? Vote for the TOP Country of the Week !


A lo cual el renegado, sin aguardar que Zoraida le respondiese, le respondió: ''No te canses, señor, en preguntar a Zoraida, tu hija, tantas cosas, porque con una que yo te responda te satisfaré a todas; y así, quiero que sepas que ella es cristiana, y es la que ha sido la lima de nuestras cadenas y la libertad de nuestro cautiverio; ella va aquí de su voluntad, tan contenta, a lo que yo imagino, de verse en este estado, como el que sale de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida y de la pena a la gloria''. ¿Es verdad lo que éste dice, hija?, dijo el moro.

Fué el caso que habiendo habido una pestecilla en dicho pueblo el año de 1722, se huyeron de miedo por Agosto de aquel año dos parcialidades de gente nueva, no de los Chiquitos, la una no había vuelto tan presto, la otra se encontró con una nación de infieles, á quienes persuadieron se hiciesen cristianos, lo que lograron felizmente, pues luego se redujeron muchos, y volvieron con los fugitivos al pueblo las ochenta familias ya dichas, en que había trescientas almas, y entre ellas un indio, que hecho cautivo por unos Mamalucos que capitaneaba Hernando de Armenta, portugués, se escapó de entre ellos, después de quince años de cautiverio, y vino muy contento.

No podía ya morir peleando y matando, pero podía y debía morir en seguida antes de caer en infamante cautiverio. Abdul ben Hixen ya pidió con ruegos, ya ordenó con furia que le matasen a los cuatro soldados fieles que estaban cerca de él, al médico impasible y al jefe de los eunucos que le miraba lleno de asombro y temblaba como un azogado.

La primera que escribió, titulada El trato de Argel, se representó probablemente poco después de su regreso del cautiverio, y acaso en el año de 1581. Siguiéronle otras varias, en número no escaso, sobre todo desde 1584, y al representarse, si damos crédito á testimonios fidedignos, merecieron significativo aplauso .

Las alhajas, vestidos de señora, encajes y mantones de Manila que pasaban a ser suyos, tras largo cautiverio, vendíalos por conducto de una corredora llamada Mauricia la Dura. Esta iba a la casa con frecuencia en otros tiempos; pero ya apenas corría, y doña Lupe la echaba muy de menos, porque aunque era muy alborotada y disoluta, cumplía siempre bien.

, tal vez; era casi seguro. Alicia mostró de pronto cierta confianza. Ocho meses que nada sabía de él; pero otras madres estaban en el mismo caso. No debía desesperar. Hombres dados por muertos en las primeras batallas volvían á sus casas después de un largo cautiverio. Además, ¿era lógico que un hijo de ella muriese de hambre y de miseria lo mismo que un mendigo?... Lubimoff asintió otra vez.

Y a los pocos días, si no le embromaban, él mismo tomaba la iniciativa. ¡Estoy maravillado! Hoy me relató Concha desde Moisés hasta el cautiverio de Babilonia sin errar un punto. Bueno; ¿y el amor cómo marcha? preguntó uno. Eso es clase de adorno. Se deja para lo último repuso con amable y cínica sonrisa el viejo elegante.

Háblale el Consuelo del Salvador, que ha de venir, para redimirlo del cautiverio. Luz del mundo ha de llamarse Aquella palabra eterna... , pues, me alumbra y me guía, me ilumina y me enseña, Todo se yerra sin ti, Todo contigo se acierta. Peregrino soy, luz mía, Erré la divina senda. Ven, lucero, que ya tengo En estas lágrimas, señas Que ya , divina Aurora, Que no amaneces sin ellas.

Se despidió de su presunto suegro, y sin pensar en recursos pecuniarios ni en nada que lo valiese, se fue a Málaga a tomar lenguas, a cerciorarse de que era Adherbal el raptor, como ya lo sospechaba, y a buscar modo de irse a Tiro en la primera nave que para Tiro saliese, a fin de arrancar a Echeloría del cautiverio o secuestro en que estaba y de hacer en Adherbal un ejemplar y justo castigo.

¿Hay quien de vosotros diga, Si mi rescate comienza, Si mi cautiverio acaba, Si mi descanso se acerca? ¿Quándo el Dios de las venganzas Y de batallas sangrientas, Trocado en cordero humilde Dejará á la muerte muerta? ¿Y del poder del pecado, Potentado de la tierra Turco Solimán... Me librará? ¿Quándo lloverán las nubes El pan, que el santo amor siembra,