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Iba a probar si Pez era el mismo caballero vivaracho y rumboso de antes, o si se había trocado en un empedernido egoísta. La dama, haciendo también graciosos alardes de reserva, replicó: «Cosas mías. Lo que a me pasa, ¿a quién interesa más que a sola?». Lentamente mi amigo descendía de aquellas cimas de virtud en que se había encaramado.

Su genio socarrón y maligno se había trocado en adusto y violento. Sin embargo, en los negocios no dió señales de faltarle la cordura. La rueda de la avaricia no se había gastado aún en su organismo. Verdad que la mayor parte de ellos marchaban por mismos. Además tenía consigo a Llera, cuyas dotes de especulador astuto y audaz habían llegado al apogeo.

La impresión que su nueva mamá le había producido era demasiado grata para que se borrase fácilmente; pensó que se entraba un ángel del cielo por su casa. Pronto se hubiera trocado la admiración en amor, si la gentil señora le hubiese tendido su mano protectora.

Don Andrés conocía el carácter de doña Inés y daba por evidente que doña Inés, así como en un principio había hecho víctima a Juanita de su enojo, imaginándosela, aunque en cierne, una desaforada pecadora, después, trocado el enojo en estimación, admiración y cariño, se proponía, con el mejor intento y por su manía de gobernarlo y de arreglarlo todo, hacer víctima a Juanita empujándola a la santidad por un camino que ella no tenía ganas de seguir.

Las visiones desaparecen, y Leonarda, llena de horror, grita pidiendo auxilio; pero la aparición, que personifica sólo de un modo sensible el trastorno que sufre ya su alma, ha trocado todo su sér, preparándola para el arrepentimiento. Poco después su buque es abordado por uno cristiano, y en la pelea cae á manos de su padre, que manda el buque enemigo.

El Santa Ana vivió once años más después de Trafalgar, y aún habría vivido más si por falta de carena no se hubiera ido a pique en la bahía de la Habana en 1816. Su acción en las jornadas que refiero fue gloriosísima. Mandábalo, como he dicho, el teniente general Álava, jefe de la vanguardia, que, trocado el orden de batalla, vino a quedar a retaguardia.

Y digo que, no contenta mi fortuna de haberme quitado de mis estudios y de la vida que en ellos pasaba, tan regocijada y compuesta, y haberme puesto atraillado tras de una puerta, y de haber trocado la liberalidad de los estudiantes en la mezquinidad de la negra, ordenó de sobresaltarme en lo que ya por quietud y descanso tenía.

Jaime se recluía en su aislamiento, y ellos se acordaban menos del señor. Hacía tiempo que Margalida no se presentaba en la torre. Era otra: diríase que había despertado a una nueva existencia. La sonrisa inocente y confiada de su pubertad habíase trocado en un gesto de reserva, como mujer que conoce los peligros del camino y marcha con paso tardo y prudente.

Y ahora ¡vive Dios! iba adquiriendo realidad la dichosa sinfonía de colores; ya no era una frase huera y sin sentido, porque todo parecía cantar, la vega y el Mediterráneo, los montes y el cielo. ¡Qué delicioso era el anonadamiento del poetilla, apoyado en la balaustrada, sintiendo en su rostro el fresco viento que tantas cabriolas hacía dar a las cometas de papel...! Allí estaba la sinfonía, una verdadera pieza clásica con su tema fundamental... y él percibía con los ojos el misterioso canto, como si la mirada y el oído hubiesen trocado sus maravillosas funciones.

Tres veces por tres delitos diferentes me he visito casi puesta en el asno para ser azotada, y de la una me libró un jarro de plata, y de la otra una sarta de perlas, y de la otra cuarenta reales de a ocho, que había trocado por cuartos, dando veinte reales más por el cambio.