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Mas los principes de los Sacerdotes, y los Ancianos, peršuadieron al pueblo, que pidiešše

No buscaba nunca a hombre ni a mujer como no fuera para las necesidades de su profesión, o a fin de proporcionarse lo que necesitaba, y las mozas de Raveloe pronto se persuadieron de que jamás obligaría a ninguna a casarse con él contra su voluntad, tal cual si las hubiera oído declarar que no se casarían nunca con un muerto resucitado.

Pero todo esto no conviene ahora a mi propósito. Cuando yo le conocí pasaba ya de los sesenta este varón extraordinario. Había vivido veinte años en la misma casa de huéspedes, aquella en donde yo di con él, y otros veinticinco en otras muchas casas de huéspedes. Es decir, que se había pasado la vida en casas de huéspedes. La tal casa, en donde al Destino plugo juntarnos pasajeramente, era repugnante de todo punto. Pasé allí sólo dos meses, y eso porque la simpatía y deleitoso magisterio de don Amaranto me persuadieron a dilatar mi estada. Su irónica pedantería y pintoresca erudición me encantaban; pero lo que más me movía a venerar a don Amaranto era el hecho de que hubiera permanecido tantos años en semejante alojamiento, soportando como si tal cosa, sin perder de romana en lo físico ni la ecuanimidad interior, privaciones, entrometimientos, escándalos, desaliños, ponzoñas; en suma, un trato miserable y homicida. Y es que había profesado pertenecer a las casas de huéspedes, como a una orden religiosa, y hecho voto de pupilaje perpetuo.

Los ademanes muelles y la languidez melancólica con que este exordio fue acompañado, persuadieron al viejo duque, mucho más que las palabras, y casi no dudó de que había insultado a su bienhechora. Yo comprendo continuó , que usted no puede tener mucha estimación por . Usted me compadecería, no obstante, porque usted tiene un noble corazón, si conociese la historia de mi vida.

Últimamente Rocafort vino bien en esto, por temer los daños que se podrían seguir, ó por parecerle que los doce consejeros estarian mas de su parte que de la de Berenguer, á quien fácilmente persuadieron lo mismo.

19 Entonces sobrevinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le sacaron fuera de la ciudad, pensando que ya estaba muerto. 20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad y un día después, salió con Bernabé a Derbe.

Fué el caso que habiendo habido una pestecilla en dicho pueblo el año de 1722, se huyeron de miedo por Agosto de aquel año dos parcialidades de gente nueva, no de los Chiquitos, la una no había vuelto tan presto, la otra se encontró con una nación de infieles, á quienes persuadieron se hiciesen cristianos, lo que lograron felizmente, pues luego se redujeron muchos, y volvieron con los fugitivos al pueblo las ochenta familias ya dichas, en que había trescientas almas, y entre ellas un indio, que hecho cautivo por unos Mamalucos que capitaneaba Hernando de Armenta, portugués, se escapó de entre ellos, después de quince años de cautiverio, y vino muy contento.

Pero la gente de guerra y los naturales indignados de la facilidad, con que su Rey renunciaba lo que con tanto trabajo y sangre se habia adquirido y sustentado, y les entregaba tan sin piedad á sus enemigos, de quien forzosamente habian de temer servidumbre y muerte; pareciéndoles á los Sicilianos cierto el peligro, y á los Catalanes y Aragoneses mengua de reputacion, que lo que no pudieron las armas de sus contrarios alcanzar en tantos años, se alcanzase por una resolucion de un Rey mal aconsejado, volvieron á tomar las armas, y oponiéndose á los Legados, persuadieron á Don Fadrique como verdadero sucesor del padre y del hermano, que se llamase Rey, y tomase á su cargo la defensa comun.

Persuadieron á Rocafort, los que trataban del concierto, que remitiese su justicia, y su derecho en lo que determinasen los doce consejeros del ejército, poniéndole delante los incovenientes grandes si el negocio llegaba á rompimiento; porque aunque se degollase todo el vando de Berenguer, no pudiera ser sin gran pérdida suya, y que después quedarian sin fuerzas para resistir tantos enemigos como por todas partes la cercaban; que no eran tiempos aquellos que por intereses particulares fuese reputacion el venir á las armas, de donde se podria seguir el perderla toda la nacion; que ganaria mas gloria en ceder el derecho que pretendia, que si venciera á Berenguer.

Y no es de maravillar que no sepamos más de lo que habemos dicho, porque mi compañero y yo no ha más de dos días que los acompañamos; porque, habiéndolos encontrado en el camino, nos rogaron y persuadieron que viniésemos con ellos hasta el Andalucía, ofreciéndose a pagárnoslo muy bien. ¿Y habéis oído nombrar a alguno dellos? -preguntó el cura.