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Sus compatriotas, antiguos compañeros de miseria, le admiraban al verle vestido como un rico y ocupando muchas veces un carruaje de los príncipes. Su condición de maestro la consideró poco honrosa para un antiguo guerrero, y decía modestamente: Soy ahora el ayudante de campo del general Saldaña. Creo que no tardaremos en echarnos otra vez al monte.

El primero, fué poner las demás religiones en mala opinion con los principes y despues con cuantos han podido, descubriendo sus imperfecciones; y con destreza y buen modo de la opresion y caida de otros, procurar su propia grandeza; así se han señoreado de muchas abadías y gruesas rentas, quitándolas con sus relaciones á otras religiones que las tenian primero.

Fuera de esto, como conocen estos padres en lo que son interesados todos los príncipes, están bien informados de casi todo lo que cada dia se trata en sus mas secretos consejos, aquellos que fingen ser parciales ó confidentes de España, proponen al rei y sus principales ministros ciertas condiciones y consideraciones de estado muy importantes, que se las han enviado de Roma algunos padres políticos.

La batata en polvo y las carnes de manzana, membrillo y gamboa, que toda cordobesa prepara, debieran ser conocidas y estimadas en las mesas de los príncipes y magnates. Con el mosto hace la cordobesa gachas, pan y arropes infinitos, ya de calabaza, ya de cabellos de ángel, y ya de uvas, aunque entonces toma el nombre de uvate y deja el de arrope.

-No es menester -respondió el duque- que vuesa merced se ponga en trabajo de buscar al rústico de quien esta buena dueña se queja, ni es menester tampoco que vuesa merced me pida a licencia para desafiarle; que yo le doy por desafiado, y tomo a mi cargo de hacerle saber este desafío, y que le acete, y venga a responder por a este mi castillo, donde a entrambos daré campo seguro, guardando todas las condiciones que en tales actos suelen y deben guardarse, guardando igualmente su justicia a cada uno, como están obligados a guardarla todos aquellos príncipes que dan campo franco a los que se combaten en los términos de sus señoríos.

Arnaldo de Villanueva, Raimundo Lulio, Rogerio Bacon, Pedro de Ailly, degradan su elevada inteligencia por penetrar los misterios de las ciencias ocultas; las universidades, obsequiosas con la ambicion de los príncipes, empiezan á combatir con los recuerdos de Roma antigua la supremacía de la Santa Sede, tomando parte en la deposicion de los pontífices, exagerando las regalías, dejando perder la escolástica y abandonando el cetro de la ciencia, que hasta entonces con tanta dignidad habian llevado, por mezclarse en las contiendas de los reyes con la Iglesia.

La causa de mi excesiva alegría por la vuelta de los Borbones, fue porque esperaba que la familia no se opondría entonces a esta necesidad de obrar, y que estos príncipes, a quienes habíamos servido en la desgracia, emplearían a mi hijo en alguno de los muchos cargos de que ha de ser capaz; ¡pero después de tres años no hemos tenido de ellos ni una sola mirada!

Leonido se presenta á Marfisa y le cuenta su vida, diciéndole que había sido expuesto á la inclemencia del cielo, adoptándolo el duque de Toscana, y que más tarde, ya hecho caballero, por amor á Arminda había dado muerte á su hermano. Marfisa, en un espejo mágico, hace ver á su amada, que, con ayuda de los dos Príncipes, busca á aquel matador.

25 La conjuración de sus profetas en medio de ella, como león bramando que arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra, aumentaron sus viudas en medio de ella. 27 Sus príncipes en medio de ella como lobos que arrebataban presa, derramando sangre, para destruir las almas, para seguir su avaricia.

Y los príncipes de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero.