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La inesperada defensa de los fugitivos había perturbado la marcha de la invasión. Desnoyers pensó en este puñado de locos y su testarudo jefe: ¿qué suerte iba á ser la suya?... Al fijar sus gemelos en las cercanías del pueblo vió las manchas rojas de los kepis deslizándose como amapolas sobre el verde de unas praderas. Eran ellos que se retiraban, convencidos de la inutilidad de su resistencia.

Los flamencos atraían el sábalo con el ruido de las campanillas. Lo mejor de los animales, y que se ha llegado á destruir casi del todo á fuerza de persecuciones, era el matrimonio. Aislados, fugitivos, ahora sus amoríos son pasajeros, viéndose compelidos á guardar un mísero celibato, de cada día más estéril.

Estos dos hermanos lo eran de Francisco José Terongí y de Guillermo Tomás Terongí, que, ausentes fugitivos, fueron también relajados y quemados en estátua por relapsos, convictos y contumaces impenitentes.

Pero Perla, que era una niña intrépida, después de fruncir el entrecejo, de golpear el suelo con el piececito y de apretar el puño con diversos gestos amenazadores, se lanzó de repente contra el grupo de sus enemigos y los puso á todos en fuga. Al mismo tiempo chilló y gritó con violencia tal, que el corazón de los fugitivos tembló de espanto.

Todo lo veía entonces transparentado por la luz de la razón, a la distancia que permite apreciar bien el tamaño y forma de los objetos, así como la paz del claustro permite a los fugitivos del mundo ver los errores y maldades que cometieron en él. «¿Y a Jacinta, le pediría yo perdónse preguntaba sin acertar con la respuesta. Tan pronto se le ocurría que como que no.

Al tiempo del extrañamiento de los Jesuitas, curas de estos pueblos, se hallaron más de 100.000 almas; y al presente pueden computarse, los que existen numerados, en 60.000 almas, y en más de 8 o 10.000 los que no están empadronados, porque andan fugitivos de sus propios pueblos, dispersos en la misma provincia, y fuera de ella, en las jurisdicciones del Paraguay, Corrientes, Santa Fe, Buenos Aires, Montevideo, Arroyo de la China, Gualeguay y otras partes.

Don Manuel se abandona á la más sombría desesperación; la infeliz é inocente Leonor muestra en esta situación deplorable el amor y la abnegación que siente por su esposo, y los dolores del niño, próximo á espirar, aumentan los males de ambos. Después que la fantasía del poeta agota estas terribles escenas, nos ofrece á Leonor robada por los salvajes cafres, que atacan á los fugitivos.

A veces oímos á nuestros pies un murmullo argentino como ruido de perlas rodando por el suelo; es la voz del agua que corre por un canal subterráneo, y cuyos fugitivos reflejos nos aparecen vagamente á través de los intersticios de las losas.

Ignoraba la suerte de la Plata y Potosí, y el éxito que habia tenido el ataque de la Punilla, que meditaba el Gobernador de armas, D. Ignacio Flores. Por instantes llegaban de todas partes españoles fugitivos, que ponderaban los extragos, las muertes y los robos que cometian los indios: nadie se consideraba seguro, y todos creian perecer irremediablemente á manos de la tirania.

En las noches de luna vagaba por el claustro un espectro blanco, el alma de un fraile maldito que aguardaba la hora de la redención paseándose por el lugar de sus pecados. Allá marcharon los fugitivos un día lluvioso de invierno, azotados por el aguacero y el huracán, siguiendo el mismo camino que ahora seguía Febrer, pero un camino antiguo que sólo tenía de tal el nombre.