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El permiso fué otorgado; la marinería encendió teas resinosas, proveyéndose antes unos de bombones de caña y otros de chiretas de coco, colocando en aquellos y en estas aceite y morisqueta, que habían de dejar como ofrenda dentro de la cueva, habiendo hecho previamente una protesta á la luz de las teas, reducida á implorar al espíritu de la muerte y hacer constar que si ellos llegaban hasta su mansión, era contra su voluntad, obedeciendo los mandatos del Castila.

Se prepara almíbar a medio punto con un poco jerez, se empapan los bizcochos, se rellenan de huevos moles, uniendo los dos que son iguales, y colocando unos sobre otros formando dos pisos, quedando, por consiguiente, el menor encima. Se adorna con merengue, bombones y frutas confitadas.

Le llevaba bombones, le contaba cuentos y le prodigaba esas pequeñas atenciones a las que una mujer no se muestra nunca insensible. Germana no despreciaba aquella buena amistad, paternal en la forma, menos paternal no obstante que la del doctor Delviniotis. Recompensaba también con una dulce mirada al capitán Bretignières, aquel excelente hombre al que no faltaba más que una pluma en el sombrero.

¡ eres mi hijo, mi hijo! No eres , es mamá Germana. ¿No tienes otra madre? ; mamá Nera. Está en casa mamá Vitré. Para él todas son madres suyas menos yo. ¿No recuerdas haberme visto en París? ¿Qué es París? Yo te daba bombones. ¿Dónde están tus bombones? Vamos, los niños son hombres pequeños; la ingratitud les brota con los dientes. Marqués de los Montes de Hierro, escúchame bien.

Al lado de un fanal cuyos cristales enseñan el Cristo de Antípolo vestido de general, lucen sus contornos dos figuras de barro de China, sobre las cuales se apoyan bombones de caña, llenos de tabacos, bandejitas de cristal con fósforos y buyos; y si las figuras conservan las manos, un pico en el sombrero, ó cualquier punto saliente, se ven colgados rosarios, candelas, parches milagrosos y relicarios.

Pero entonces, gran perverso replicó la joven esposa con voz de mimo y atusándole el bigote con la punta de los dedos , no podrías regalar a tu Elena un aderezo tan hermoso como le has regalado el día de su santo, no podrías llevarla en coche, no podrías vestirla con trajes elegantes, no podrías traerle pastelitos de casa de Lhardy, ni bombones de la Mahonesa. Ni sobreasada de Mallorca.

Y como Max Platel constituye el atractivo de la playa, por el momento a lo menos, sería preciso ser muy ignorante o muy culpable para no servirlo con el , los muffins y los bombones a la violeta. ¿Por qué esa correlación? preguntó Alicia de Blandieres. ¿Acaso Max Platel es un literato a la violeta? ¿Max Platel?... es un amigo excelente interrumpió María Teresa.

A los cocales que se dedican al aprovechamiento de la tuba no les dejan prosperar sus frutos, cortando al efecto la espata, ó botón en que nace el racimo, por cuyo corte destila un líquido ligeramente lechoso que va depositándose en pequeños bombones de caña, que atan debajo de aquellos.

Todos van provistos de bombones en que rebosa la sangre de cerdo, ó la espuma del coquillo, y ninguno deja de llevar tremendos tasajos de todas las carnes comibles, conocidas en la localidad. A paso largo se dirigen á sus respectivas sementeras, y á buen seguro que prueben un solo bocado de carne hasta que la altura de la luna, ó el canto del gallo anuncie haber mediado la noche.

María Teresa y Diana pasaban y volvían a pasar entre todos, ofreciendo tazas de chocolate, de , y en platos de cristal tallado, muffins, pastas, dulces, bombones, y, entretanto, las frases se cruzaban, los apartes se deslizaban. En cierto momento, con toda inocencia, Max Platel se aproximó a Huberto: La señorita María Teresa es una armonía viva dijo, mientras su mirada la seguía por el salón.