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Así que fue grande el estupor de éstos cuando a la llegada de D. Peregrín de Andalucía, donde había estado empleado últimamente, le oyeron llamar ignorante y majadero a su hermano en una discusión que con él tuvo en el casino a propósito de la renta de tabacos.

Y se lanzó a la calle con la impetuosidad y brío de un cohete bien disparado. Padre y madre Tres años antes, la imposibilitada estaba sana y robusta y ganaba su vida en la Fábrica de Tabacos. Una noche de invierno fue a jabonar ropa blanca al lavadero público, sudó, volvió desabrigada y despertó tullida de las caderas. Un aire, señor decía ella al médico.

Luego comenzaron los equipos para la tropa, los negocios de tabacos, la subasta de carreteras, cediéndolas unas veces con primas, otras construyéndolas sin las condiciones exigidas por el contrato, los empréstitos al Gobierno, etc., etc.

El tabaco de Filipinas por su calidad, y segun el gusto y opinion de los consumidores nacionales y estranjeros, ocupa el primer lugar, despues del de la Habana, entre todas las clases de tabacos que se cultivan en Asia y América, y el precio ventajoso que el tabaco de Manila conserva constantemente en los mercados de la India, China, Batavia, Islas Marianas, Cabo de Buena-Esperanza y otros puntos, sobre todos los de otras procedencias, justifica ese concepto, asi como los crecidos derechos con que las mas de esas aduanas lo han recargado.

"Himno Nacional Cubano". Banda del Cuartel General. El menú que sirvió el gran Hotel "Telégrafo," fué: Jamón. Queso de puerco. Arroz con Pollo. Lechón asado á la Cubana. Ensalada mixta. Dulces secos. Repostería. Vino Tinto, Rioja "El Pino". Café. Tabacos y cigarros.

También había lo que ella llamaba papel de encaje, que son las hojuelas estampadas que cubren las cajas de tabacos. Aquello era de los cigarros de Agustín, y se lo había dado Felipe. No contaré los papelillos de agujas vacíos, los guantes viejos, los tornillos, las flores de trapo, los pitos de San Isidro, los muñequillos, restos de un nacimiento, las mil menudencias allí hacinadas.

Yo pensaba dar razones y probar... No, señor, no pruebe usted nada. ¿Usted se quiere perder? Diga usted, ¿qué señas tiene el adversario de usted? ¿Es alto? Mucho; se pierde de vista. ¿Tendrá seis pies? Más, más: hágale usted más favor... pero ¿qué tiene que ver eso con la cuestión de tabacos? ¿No ha de tener? Empiece usted diciendo que su artículo de usted es bueno: primero porque él es alto.

Allí abundan, como por toda la ciudad encantada, las obras de su mas distinguido hijo, cuadros del Ticiano: el Verones ha escrito tambien su inspirado nombre en soberbias telas que allí brillan. La fábrica de tabacos, con un espacioso y bello edificio, se halla junto al Campo de Marte, detras de San Nicolas; merece verse; coleccion admirable de mujeres encantadoras, de belleza artística.

Así que hubo acabado esta operación, se volvió hacia Miguel un poco avergonzado; mas como éste le dijese que estaba muy bien y que había ganado bastante con aquel cambio, se puso en seguida de un humor excelente, abrazó a su primo cordialmente, le dio un puñado de tabacos habanos, y comenzó a charlar de cosas alegres.

De paso haré una observación que puede parecer pueril, pero que prueba lo que vale la libertad. En Bilbao hay manufacturas libres de tabacos, y los superiores cigarros que alli compré fueron los únicos buenos que pude fumar en España, donde el monopolio produce la ventaja de dar malo y caro al consumo el mejor tabaco del mundo. La misma observación hice respeto de la sal.