Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 15 de mayo de 2025


Por toda respuesta el Príncipe movió la cabeza lentamente, con desesperación. ¿Le dio a usted motivos de celos? A esta nueva pregunta contestó con un gesto dudoso. ¿Sabía usted, o no, que alimentaba un nuevo afecto? Lo suponía. ¿La reprochó usted alguna vez su amistad por Vérod? Al oír el Príncipe este nombre, frunció el entrecejo y se estremeció otra vez. No contestó con voz sorda.

A ver zi te callaz; cochino carca le dijo el sargento. Si yo no digo nada replicó Bautista. Zi te siguez riendo azí, te voy a clavá como a un zapo. Bautista tuvo que ir a un rincón a reirse, y la superiora y el sargento siguieron su conversación. Al mediodía llegó un coronel, que al ver a Martín le saludó militarmente. Martín le contó sus aventuras, pero el coronel al oírlas frunció las cejas.

Castro le dirigió una mirada fulminante; pero, o no la vió, o se hizo como que no la veía. Esperancita frunció el entrecejo y contestó secamente que no se acordaba con precisión. Esto bastaría para que cualquiera se diese por advertido. Ramoncito no se dió. Antes quiso prolongar la conversación con frases absurdas o insustanciales.

Una modista de California, que se llamaba propietaria, y se mudaba tres veces por dia, descollando por sus encajes, sus enormes dientes y sus amabilísimas muecas, se había empeñado en conquistar al Irlandes á todo trance; pero el buen viejo, que parecia entender mejor el verbo to drink, hecho para el paladar, que el to love, destinado á las honduras del corazon, le frunció las cejas de tal modo á la modista, que la infeliz, para vengarse de la altiva Irlanda, se resignó á coquetear con el jefe de ingenieros del vapor, jayan de la raza pura de John Bull.

Y Catalina castañeteó los dedos, frunció sus negras cejas, y echó miradas de indignación alrededor del dormitorio, como buscando algún cobarde en sus antepasados de Corlear. hablas así, porque te ha caído en gracia ese señor Príncipe dijo Carolina.

Estaba escrito que Adolfo Itualde iría aquella mañana de sorpresa en sorpresa... Leyó las primeras líneas de la carta, las volvió a leer, las releyó de nuevo, restregándose los ojos con la mano como si no viera bien, frunció el ceño y prorrumpió en un: ¡No puede ser!... ¡No puedo ser!... Como electrizadas de curiosidad y de alarma, Laura y Coca preguntaron a un tiempo: ¿Qué?...

»Mi tío frunció su entrecejo; porque después de la revolución de Masaniello, no podía oír tranquilamente la palabra pescador. No obstante, como en la cavatina de Pórpora el pescator felice concluye por naufragar, este desenlace, más sin duda que el modo con que yo canté, causaron tanto placer a mi tío, que exclamó: »¡Bravo! ¡bravo! ¡Pide lo que quieras, te lo concedo por el día que celebramos!

Izquierdo frunció el ceño. Lo que él quería era ponerse uniforme con galones. Volvió a sumergirse de una zambullida en su conciencia, y allí dio volteretas alrededor de la portería de casa particular.

Simón inclinó la cabeza, se mordió los labios y frunció duramente las cejas. Miguelina comprendió que comenzaba a dudar y adivinó al mismo tiempo, por la contracción dolorosa de su rostro, que sufría el muchacho cruelmente. Entonces le atrajo hacia , le tomó la cabeza entre las manos y le besó con profunda ternura en la frente... ¡Pobre hijo mío! agregó.

Pa ver una huerta con algunos árboles tísicos allá donde Cristo dió las tres voces... ¿Ha venido Espinosa? No; ahí no están más que Antonio, Pepe, Frasquito y su tío... ¡Ah! también acaba de salir Manolo, pero no ha estado en la reunión. ¿Qué Manolo? Manolo Uceda repuso ella ruborizándose. Velázquez frunció levemente el entrecejo, y la miró fijamente.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando