Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
No es Afrodita a quien se rinde culto de pasiones sensuales; no es la Venus Cálvica, que recibe en ofrenda cabelleras de vírgenes; parece la Venus Apostropha, que desdeña y castiga los pensamientos impuros. A fuerza de besarla éntrasele a don Juan por los labios hasta el alma el frío de la piedra, y paralizada su sangre, se desploma rendido.
Juraría que le temblaban las piernas y miraba a derecha e izquierda como si hubiera querido huir de allí; tenía el rostro amoratado, y al tomar mi mano con las agitadísimas suyas para besarla, noté que sus labios estaban secos y ardientes.
Gonzalo aprovechó la ocasión para besarla en la frente. No se dijeron nada. La vejiga era grande y rodeada por un círculo rojo de carne inflamada. Ventura se alzó de nuevo y dijo con su habitual desenfado: Bah, bah, mejor esperamos que venga el médico: no puede tardar... Si quieres le pasaremos recado. Ya he dicho que no manifestó el joven frunciendo el entrecejo.
La brigadiera, terriblemente asustada, pálida como una muerta, se arrodilló cerca de su hija, la incorporó, y empezó a besarla frenéticamente, mientras Miguel iba corriendo a su cuarto en busca del frasco del árnica. Pusiéronla inmediatamente una compresa, sujetándola con una venda, y gracias a esto la herida quedó pronto cerrada. Julia no tardó en serenarse: su madre también se calmó poco a poco.
Eran dos criaturas sin experiencia, demasiado sensibles... como yo. Todo, seguramente, hubiera ido bien. La culpa fue de Zoraida. Ellos pretendían verse a solas, en secreto... Pero sólo por idealismo ¿sabes? por exceso de idealismo, sin malicia ninguna, eso te lo puedo jurar. Si yo creo que José Luis nunca llegó ni a besarla. Con mirarla, nada más, parecía que no cabía en sí de felicidad.
Si bien no habían reñido nunca seriamente, de los siete días de la semana pasaban seis de morros, porque él quiso besarla y ella no estaba de humor de consentirlo, o porque ella pensó ir al teatro y a él se le ocurrió meterse en cama, con dolor de cabeza; pero, así y todo, no pertenecían al grupo de los mal casados, teniendo ambos la discreción de no ahondar lo que pudiera separarles y manteniéndose alejados, en lo posible, de la lucha que dividía a sus hermanos.
Cuando pensaba que nadie la miraba, quedábase largo rato con los ojos en el vacío, pasaba por ellos una ráfaga de ternura y concluían por arrasársele. Entonces se ponía guapa de veras. Apetecía ir a besarla. Mas si se advertía que la estaban mirando, volvía a poner aquellos ojazos crueles que a todas nos asustaban.
Como la Torrebianca esperaba la agresión, se defendió á tiempo, haciendo esfuerzos por repelerle. Se hallaban en esta lucha, cuando apareció el contratista en la entrada del cenador. Pero ninguno de los dos pudo verle. Canterac seguía ocupado en su tenaz propósito de besarla; y ella, olvidando sus remilgos de coqueta, lo repelía violentamente.
Las parlerías de doña Alvarez, y además las desnudas estatuas de metal y de mármol, traídas de Italia por don Alonso, habían disipado desde temprano su inocencia. Leocadia, su criada favorita, después de restregarla y besarla los pies repetidas veces, estirábala ahora, sobre las piernas, las ceñidas medias color de bronce, cuya seda reflejó, sobre la escultural perfección, firme trazo de luz.
Al cabo de algún tiempo de contemplarlas fijamente, Marta sintiose turbada. Creyó advertir en ellas cada vez más ansia de tragarla y que expresaban su deseo con gritos rabiosos y desesperados. Retrocedió un poco y tomó la mano de Ricardo sin comunicarle el miedo pueril que la embargaba. La sábana de espuma que las olas extendían, en vez de besarla, pensaba que le mordía los pies.
Palabra del Dia
Otros Mirando