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Actualizado: 29 de mayo de 2025


Luego, afectando un aire indiferente y alegre, que amargamente contrastaba con la desoladora tristeza que escondía en su corazón, habló así: Para que piense usted en alguna que otra vez se me ha ocurrido una idea... Me ha dicho usted hace poco que no llevaba reloj; deje que le ofrezca el mío... Nada tiene de precioso, pero es muy bueno... Cuando le pregunte usted la hora, se acordará de un viejo solterón que usted tomó ingenuamente por un rival y que, por el contrario, sentía por usted una afectuosísima amistad...

Y Currita, persuadida ella misma de lo que decía, cual suele suceder a los embusteros de oficio, extendía las manos y abría mucho los claros ojitos, como para que la madre Larín la estudiase por dentro, concluyendo por echarse a llorar amargamente, cubriéndose el rostro con el pañuelo.

Tomando un puñado de capullos, los fué prendiendo á lo largo de las líneas de la letra escarlata que decoraba el pecho de su madre, á la que se quedaron tenazmente adheridos. Ester no se los arrancó. El médico que, entretanto, se había acercado á la ventana, dirigió una mirada al cementerio, y sonrió amargamente.

Si María supiera lo que estoy haciendo, se resentiría amargamente, y tendría razón. ¡Dios mío!, ¿sospechar a la persona que amamos, no es crear la primera nube en el puro cielo del amor?, ¡yo espiar!, ¿a esto me ha rebajado el despreciable escrito de una mujer más despreciable aún? »Vuélvome. Mañana le preguntaré a María cuanto saber deseo, que este medio es el debido, el natural y el honrado.

Ni siquiera advirtió la salida de Pomerantzev, y solo en su aposento, iba y venía con paso nervioso, se oprimía con desesperación la cabeza entre las manos, hablaba efusivamente y lloraba. Luego comenzó a amenazar con los puños cerrados a sus enemigos invisibles y a llorar aún más amargamente, con mayor desconsuelo.

¿Qué va a ser de Lautrec? pregunté amargamente. Se consolará con la Marquesa, como la niña de Lacante con su padre. Y me señaló a la Marquesa y a Lautrec engolfados en una conversación muy animada, mientras el Marqués de Oreve se paseaba por el terrado con Kisseler. Eché una mirada de pesar a Elena, que se alejaba, después de haber vuelto la cabeza dos o tres veces para ver si yo la seguía.

A poco sale al zaguan, apoyada en dos mugeres, con la frente inclinada al suelo y sollozando amargamente, precedida de dos jóvenes de semblante ceñudo, hermanos suyos, una esbelta Kinserita, toda velada de la cabeza al pié: al colocarla en un camello vuelve los ojos llenos de lágrimas á los arrayanes y cipreses que se descubren por entre los arcos del patio que acaba de atravesar, y esclama: ¡Adios para siempre, objetos queridos que me acompañásteis en un breve sueño de felicidad ya disipado! ¿Adónde vas, jóven hermosa, ayer tan feliz y hoy tan afligida? ¡Me han repudiado! ¡Te han repudiado, y no hace un año se cubria de rosas y de mirto el suelo de esa morada para recibirte, y resonaban los adufes alzando las mugeres tu nombre en gritos de alegría hasta las nubes! ¡Ah! bien lo recuerdo: encendidas mas que aquellas rosas estaban mis megillas cuando al pedirme para ese gallardo jeque, á quien yo secretamente amaba, me dijeron mis testigos: el noble walí de Jaen te ha pedido para esposa y te de acidaque presente una gran riqueza.

Con todo eso, se detuvieron como media hora, al cabo del cual espacio volvieron a recoger la soga con mucha facilidad y sin peso alguno, señal que les hizo imaginar que don Quijote se quedaba dentro; y, creyéndolo así, Sancho lloraba amargamente y tiraba con mucha priesa por desengañarse, pero, llegando, a su parecer, a poco más de las ochenta brazas, sintieron peso, de que en estremo se alegraron.

Unos corsarios negros apresaron mi embarcacion. Quejóse amargamente mi patron, y les preguntó por qué violaban las leyes de las naciones.

Y se quejaba amargamente del descuido de los de arriba, como si el ejército de España tuviese por única misión guardar a los ricos de Jerez para que viviesen tranquilos, y equivaliese a una felonía el no llenar calles y campos de pantalones rojos y brillantes bayonetas, apenas los viñadores mostraban cierto descontento.

Palabra del Dia

bagani

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