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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Aunque Julita le proporcionaba con su alegría infantil y cándido donaire gratísimos momentos, estaban amargamente compensados éstos por el malestar que le producía el carácter rígido, inflexible, de la brigadiera.
Aresti sonreía amargamente. ¡Ay: estaba bien discurrido aquel asedio, para apoderarse lentamente de la mujer, llegando por medio de ella hasta la dominación del esposo! De ellos era principalmente la culpa, ¿Qué habían de hacer unos seres débiles, faltos de dirección, arrastrados por el especial sentimentalismo del sexo hacia todo lo absurdo?
Por esto empezó á llorar amargamente por aquel ciego miserable, y tantas súplicas hizo á la beatísima Trinidad, y á la Reina del cielo y á las santas almas del purgatorio, que se le cumplió su deseo con modo bien singular, porque mientras él festejaba sus brutales deshonestidades, estando el cielo serenísimo, sin la menor señal de tempestad, estalló un terrible trueno en medio del aire, y tras él se despidió un rayo que vino á dar á sus piés; y el indio, ó por furia del rayo ó por el miedo que tenía, cayó en tierra como muerto.
No puedo decirlo... no puedo decirlo... Y no sale de eso, a pesar de todos mis esfuerzos para que se decida a hablar. Pero, poco a poco, su fisonomía se transforma, adopta una expresión resuelta, sombría, y sus labios acaban por murmurar amargamente: Quiero salir de esta casa... Quiero fugarme... ¡Gran Dios! ¿y con quién? pregunto consternado.
Otro hubiera perdido la cabeza; él ni siquiera perdió la esperanza. Fuese directamente a su esposa y le dijo con la alegría de siempre: Mi querida Margarita, esta maldita revolución nos lo ha quitado todo; no nos quedan ni mil francos nuestros. La duquesa no esperaba semejante noticia y, pensando en su hija, lloró amargamente. No temas nada le dijo ; es una tempestad pasajera.
¡Figúrate!... Y lo peor es añadió llorando amargamente que ahora volvió a su manía antigua contra el ejército... Dice cosas horribles de los militares... ¡Sí, sí, horribles!... En cuanto yo entro por casa empieza a disparatar, nada más que por mortificarme... Mis hermanas le apoyan... Nos llaman holgazanes y dicen... dicen que se debe reducir el contingente...
Esta brusca e inesperada arremetida desconcertó por completo a Jacobo, y mordiéndose los labios, dijo amargamente: ¡Política romana, con todas sus intransigencias!... ¡Política bismarckiana! la tuya, con todas sus criminales, ¡nótalo bien!, ¡sus criminales condescendencias!...
El pobre Marner salió con esta desesperación en el alma; con este desengaño en la confianza puesta en Dios y en la humanidad, que casi raya en la locura de una naturaleza afectuosa. Con el corazón amargamente herido, se dijo: «Ella también me rechazará». Y pensó que si Sara no creía en el testimonio dado contra él, toda la fe de aquella joven tenía que subvertirse como la suya.
Vemos así que muchas mujeres de la clase y condición en que funcionan las manos ó la vara del marido, suelen quejarse amargamente de que éste haya renunciado por completo á sacudirles el polvo; pues entonces es cuando se creen verdaderamente destronadas..... Por lo demás, la Granadina, desde que se constituye en esposa, adopta voluntariamente algo de la manera de vivir de las orientales.
Al encontrarse después sus ojos, se dejaron caer una en brazos de otra sollozando amargamente. Desahogada por el llanto su aflicción, notaron que tenían el rostro manchado. Y por un movimiento simultáneo comenzaron á tomar apresuradamente agua del río y á frotarse con tal ahinco que al poco tiempo sus cándidas mejillas quedaron más rojas que las cerezas. El capitán.
Palabra del Dia
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