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Luego que la tenemos, la amamos. Yo cobré mi billete, los mil francos me parecian una bicoca en presencia de tanto metal, y me quedé estático mirando al coloso. El dinero es el coloso de nuestro siglo. Huyó la casta, y vino el billete. ¡Misterio terrible! decia yo para .

Si María supiera lo que estoy haciendo, se resentiría amargamente, y tendría razón. ¡Dios mío!, ¿sospechar a la persona que amamos, no es crear la primera nube en el puro cielo del amor?, ¡yo espiar!, ¿a esto me ha rebajado el despreciable escrito de una mujer más despreciable aún? »Vuélvome. Mañana le preguntaré a María cuanto saber deseo, que este medio es el debido, el natural y el honrado.

Vivimos mal, Feli decía . ¿Crees que estoy satisfecho de la existencia que te ofrezco?... Ahora podemos sufrirlo todo porque somos jóvenes, porque nos amamos. Tenemos la salsa que hace chuparse los dedos con el plato más insípido: la alegría y el amor... Yo estoy bien, nene. Quisiera quedarme para siempre así... con la cabecita en tu hombro... y dormirme... y no despertar nunca.

Largo tiempo permanecí sobre cubierta obstinada en distinguirlo, y cuando ya no le vi... »Todo ha terminado para dije. »Y me creí sola en el mundo. »En la adversidad se tiene fácilmente valor para sufrir, cuando vemos junto a nosotros las personas a quienes amamos. Pero el infortunio se hace aún más amargo si nos vemos rodeados tan sólo de seres indiferentes.

Felizmente no se llega al conocimiento de estas tristes verdades sino a cierto tiempo; en un principio todos somos generosos aún, francos, amantes, amigos... en una palabra, no somos hombres todavía; pero a cierta edad nos acabamos de formar, y entonces ya es otra cosa: entonces vemos por la primera vez, y amamos por la última.

Elena se inclinó al oído de Clara para decirle muy bajo: ¿No te he dicho yo que era un lobo? ¡Mira qué pronto le ha conocido Tristán! Clara llevó el pañuelo a la boca para no soltar la carcajada. No tanto, Tristán, no tanto replicó Reynoso . Existe mucho egoísmo en el mundo, pero existe también mucho amor. Los hombres amamos más de lo que pensamos.

bien que el amor, el verdadero amor, es tímido y pudoroso, que no gusta de revelar secretos, que se afana por vivir escondido.... ¡Merece usted disculpa! Pero también que cuando amamos, cuando se ama como yo amar, es necesario que hablemos con alguno, de la persona amada. Se entiende que con alguno que sepa sentir como nosotros.

19 Nosotros lo amamos a él, porque él primero nos amó. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su Hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su Hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios que no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Que el que ama a Dios, ame también a su Hermano.

Julio insistió en sus sospechas: «Decididamente, este Tchernoff está borrachoEs verdad continuó que me preocupo poco de Dios y no creo en los dogmas, pero mi alma es cristiana como la de todos los revolucionarios. La filosofía de la democracia moderna es un cristianismo laico. Los socialistas amamos al humilde, al menesteroso, al débil.

Todos la amamos con una dulce piedad, sin violencias y sin delirios, con un deleite que tenía algo de romanticismo, de rara emoción artística. Amamos su belleza agonizante, con la intensidad de tristeza que sentimos en los adioses para siempre. Había en ella un misterioso encanto de ultratumba.