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Una parte de la historia de estas desavenencias se halla en la correspondencia oficial de los Comisarios de las dos Coronas, y otra en el diario que publicamos, valièndonos de una version distinta de la que emprendió y publicò Ibañez. La debemos á la amistad del Señor Dr. D. Leon Vanegas, que la conservaba inèdita entre sus papeles. Buenos-Aires, 2 de Setiembre de 1837.

El alcalde de Zalamea . Aunque este drama se ha traducido dos veces al alemán, sin embargo, en cuanto ha llegado á nuestra noticia, no ha encontrado todavía el aplauso que merece, por lo cual intentaremos, valiéndonos de la exposición, que sigue, de su argumento, excitar algún interés en su favor. Pedro Crespo, rico labrador de Zalamea, pueblo de Extremadura, tiene una hija de singular belleza.

Puede formarse idea de su modo de andar recordando que las botas me visitaron tres años seguidos, después de tres remontas; y sólo á un sistema de locomoción tan ingenioso como prudente, se deben las etapas de vida que tuvieron las que, valiéndonos de la retórica del Duque, podremos llamar las quirotecas de los pies.

Por lo pronto, sin embargo, no se le ocurría otra más ingeniosa manera de entrar en comunicación con las de don Braulio González. Pero ¿a cuál de ellas escribiría? ¿A la señora o a la señorita? Una y otra resolución estaban erizadas de gravísimos inconvenientes. Ninguna de las dos mujeres, valiéndonos de una expresión vulgar, le había dado pie para nada.

Con harta dificultad y no menos precauciones por el temor de encontrar algún carabao cimarrón, caminamos por espacio de una hora valiéndonos de la voz para no perdernos, puesto que nos tapaban completamente los penachos del cogon.

Don Fadrique miró con disimulo, pero con mucha atención, á Clarita mientras que D. Carlos recitó el idilio. Si aun le hubiera quedado la menor duda de que Clara era Clori, la duda se hubiera disipado. Á Clarita, valiéndonos de una expresión en extremo vulgar, si bien muy pintoresca, un color se le iba y otro se le venía mientras los versos duraron.

Si hemos de prestar, pues, al rey Don Felipe el testimonio de nuestra admiración porque se anexionó a Portugal, digámoslo así, valiéndonos del verbo que hoy está en moda, ¿qué pasmo, qué asombro, no debe inspirarnos, el rey Víctor Manuel con su Cavour y con su Garibaldi, cuando, después de tomar el Milanesado por mano de franceses y por mano de alemanes el Véneto, príncipe poco antes derrotado y multado por Austria, se atreve a derribar y derriba varios tronos, sin excluir el temporal del Papa, se apodera de Nápoles y de Sicilia y funda la unidad de Italia, aspiración secular jamás cumplida desde los tiempos del rey bárbaro Teodorico?

Un hombre lleno de experiencia es un árbol muerto, metafóricamente hablando, contra el cual zumba desapiadadamente el huracán de las pasiones, valiéndonos de otra metáfora. Y sin embargo de que, y continuamos en el estilo metafórico, ya no tiene ni frutos ni hojas que el huracán pueda arrancarle, le arranca las extremidades de las ramas secas. Después viene el rayo y le hace trizas.

Las lavanderas de palacio estaban con esto muy afanadas, y como entonces ni la persona más poderosa tenía tanta ropa blanca como ahora se usa, no hacían más que ir a lavar al río. Una de estas lavanderas, que era, valiéndonos de cierta expresión a la moda, una pollita muy simpática, volvía un día, al anochecer, de lavar en el río los lacrimosos pañuelos de la Princesa.

En cualquiera de ambos supuestos, reconoció doña Luz la necesidad de cambiar de conducta; la conveniencia, valiéndonos de una frase española, algo anticuada, pero gráfica, de poner su descuido en reparo. La llegada a Villafría del triunfante y flamante diputado D. Jaime Pimentel y Moncada coincidió casi con esta prudentísima, aunque algo tardía resolución.