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¿Cómo así? preguntó Eva. Pero, querida, mía, ¿no sabe usted las causas de sus desavenencias?... El señor de Laubécourt tiene pasión por los niños, en tanto que a la señora la horrorizan... y tiene razón, a mi entender. ¡Oh! ¿por qué, amada mía?

Pero, aunque mis yernos son buenos y las muchachas lo mismo ya sabes lo bien que las he educado pues, claro, nunca faltarán desavenencias, disgustillos, incompatibilidades de carácter; porque, naturalmente, donde hay tanta gente, ¿cómo entenderse todos bien?

La familia de Calderón estuvo domiciliada al principio en Toledo, y posteriormente, á causa de ciertas desavenencias que surgieron entre sus miembros, se trasladó al lugar mencionado del Norte de España. El nombre de su padre era el de Don Diego Calderón de la Barca y Barreda.

A lo más que se atrevían era a comentar las desavenencias entre los señores canónigos, a llevar la lista de los que se saludaban en el coro o se miraban entre versículo y antífona como perros rabiosos próximos a morderse, o a hablar con asombro de cierta polémica que el Doctoral y el Obrero sostenían en los papeles católicos de Madrid, durante tres años, sobre si el Diluvio fue universal o parcial, contestándose los artículos con cuatro meses de plazo.

Don Horacio se acordaba de sus desavenencias con su terrible padre, que le habían obligado a viajar por Europa; aquel caballero que salía al encuentro del rey Fernando para pedirle la vuelta a los usos antiguos, y bendecía a los hijos diciéndoles: «Dios te haga un buen inquisidor

Muchas de las personas que habían permanecido indiferentes a las desavenencias de los del Saloncillo y los del Camarote, habían concluído por tomar puesto en uno u otro bando, unas veces porque tenían metidos en la refriega a sus parientes, otras por algún antiguo resentimiento, otras, en fin, sin más motivo que el calor y el entusiasmo que el combate despierta en los temperamentos belicosos.

Acaso en aquellas soledades, al resplandor de las hogueras, y cercado de aquellos hombres que dejando a España no pensaban sino en España, entretenía las horas de la noche relatándoles las desavenencias de los moriscos y cristianos y el triste fin de don Lope y de María.

Aunque dichas naciones tengan entre continuas disputas y desavenencias, muchas veces se juntan contra los españoles, eligiendo un Apo, ó Capitan General otras. Cada nacion hace la guerra por si misma. En las guerras con los españoles de Buenos Aires, los Moluches asisten en calidad de auxiliares, siendo elegidos sus gefes de entre los Puelches, porque conocen mejor el pais.

Por amor de Benina, más que por el de su madre, se prestaban a tomar las medicinas, a callar y estarse quietecitos, a sudar sin ganas, y a no comer antes de tiempo: todo lo cual no impidió que entre ama y criada surgiesen cuestiones y desavenencias, que trajeron una segunda despedida.

Máximo y el Marqués irán conmigo, y los tíos me perdonarán. MÁXIMO. No es ojeriza: es odio recóndito, inextinguible. PANTOJA. Odiarte no. Mis creencias me prohíben el odio. Cierto que entre nosotros, por causa de tus ideas insanas, hay cierta incompatibilidad... Además, tu padre, Lázaro Yuste, y yo, ¡ay dolor! tuvimos desavenencias profundas, de las que más vale no hablar ahora.