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Creció la edad, y con ella el amor de entrambos, que al padre de Luscinda le pareció que por buenos respetos estaba obligado a negarme la entrada de su casa, casi imitando en esto a los padres de aquella Tisbe tan decantada de los poetas.

Tu situación será en el mundo la más estable é inconmovible. Podrá ocurrir que los hombres duden con el tiempo de todo lo que les rodea. Hasta llegará un día en que se atrevan á discutir mi existencia y á negarme. Pero no temas por ti. serás la Justicia augusta é infalible, incapaz de equivocarse, sin la cual no es posible la vida.

-Si eso es así -dijo Sancho-, vea el señor doctor de cuantos manjares hay en esta mesa cuál me hará más provecho y cuál menos daño, y déjeme comer dél sin que me le apalee; porque, por vida del gobernador, y así Dios me le deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela.

González era el leader de la minoría municipal, y Ramoncito le tenía en el fondo del alma una gran veneración. ¡Anda, anda! ¡si querrás negarme que González te maneja como un maniquí! ¡Estaríais buenos los disidentes si no fuese por él! Ramoncito recobró súbito el uso de la palabra, y tan plenamente que pronunció más de mil en pocos minutos, con ímpetu feroz, soltando espumarajos de cólera.

No tenía motivo para negarme a recibirle en mi habitación algunos días. El dueño de la fonda me lo presentó como un antiguo huésped a quien debía muchas atenciones: si me negaba a compartir con él mi cuarto, se vería en la precisión de despedirle por tener toda la casa ocupada, lo cual sentía extremadamente.

... mucho... ¡Pues es claro! ¿Vas a negarme que soy tu vivo retrato?... ¡Mírame! dijo Melchor irguiéndose en cómica actitud, y agregó: bueno, ahora hay que preparar todo. ¡Melchor!... ¡Melchor!... ¡Melchor!... entró gritando desaforadamente su hermanita menor: ¡Te han traído un baúl lindísimo y nuevo! Que lo pongan en mi cuarto, nena.

Viniendo al hecho te diré que mi juicio sobre este héroe imaginario había sido para la brillante Eudoxia un motivo inagotable de ironías, mientras que el título de la novela excitaba cada vez más la curiosidad de Adela, y aunque bien convencido de que nada hay más pernicioso para la curiosidad de una joven cuya sensibilidad comienza a desarrollarse que la lectura de una obra de ese género, y sabes , además, que no entra en mi manera de ser calcular el efecto que podría producir sobre un alma ingenua y tierna ¡combinación cobarde y odiosa cuya sola idea me subleva! no he podido negarme a dejarle ese libro; ¡tanto es el poder que ejerce sobre mi voluntad el menor de sus deseos!

» Lo que yo pido díjome aquí el banquero, con una serenidad y un aplomo que no dejó de sorprenderme en él , lo único a que aspiro, y usted no podrá negarme, porque no tengo yo la culpa de que no sea la envoooltura digna del tribuuto que la he tendido a usted con alma y vida... y tal y demás, es que lo pooco o muucho que me conceda sea de buena voluntad; porque, bien mirado el caaso, yo no he puesto a naaadie un puñal en el pecho para que se acepte lo que he ofrecido a caambio... de lo que usted quiera darme... y tal y demás.

No concibo que la señora duquesa sea capaz de tomar esa venganza mezquina, máxime cuando al negarme ahora a complacerla, estoy evitando que la señora duquesa se haga responsable de una acción indigna. Chico, te desconozco. Me has atacado ahora por el punto vulnerable. Tienes razón.

Decidle que os un par de prendas de ropa y que os envía con grande urgencia maese Rampas, el batanero de Léminton. Razones tiene para no negarme eso que en nombre mío váis á pedirle. Hízolo Roger como se lo decían y halló muy pronto la cabaña y sola en ella á la mujer del carbonero, por hallarse su marido trabajando en el monte.